Santo Domingo, 13 dic. 2018.- Las psicoterapeutas Teresa Adames y Mirtha Del Rosario del Centro Psicoterapéutico SHEMÁ abordan el tema “manejo del duelo” en el programa Salud Preventiva con María Moreta, a propósito de la reciente explosión ocurrida en la empresa Polyplas, en la que varias familias y empleados se vieron afectados y experimentaron pérdidas diversas.
Las profesionales consideraron oportuno socializar el tema sobre manejo de duelo en época navideña porque generalmente las personas tienden a recordar una y otra vez a esos seres queridos que se marcharon, entonces viene la nostalgia y viene una especie de duelo.
Respecto a lo ocurrido recientemente en Polyplas, las expertas destacan que hay un duelo bien complicado con situaciones diversas, ya que el duelo es el estado emocional que las personas desarrollan a raíz de una pérdida significativa, que puede ser por muerte de un ser querido, siendo este el duelo más conocido en la sociedad, también hay duelo por la pérdida de una relación, un evento que puede ser un duelo difícil en ocasiones y que muchas personas van a terapia, la pérdida de un trabajo y una mudanza de ciudad o país, dejando atrás la cultura, Adames aclaró que el duelo no será igual en todas las personas y que cada quien maneja características diferentes al momento de vivir un duelo y quizás por lo que una persona hace un duelo otras personas no lo hacen, sin embargo ante pérdidas, todas las personas hacemos duelo, recalcaron las psicólogas.
Moreta destacó que ante situaciones adversas como la catástrofe ocurrida en Polyplas donde muchas familias y muchas personas están en duelo, entonces en este caso ¿es posible prepararse para el duelo anticipado y que se puede hacer al respecto? Según Adames, en situaciones como estas no es posible manejar el duelo anticipado porque no se sabe cuándo van a ocurrir los eventos traumáticos, porque estas son situaciones que no se prevén que vayan a ocurrir y es imposible que las personas se puedan preparar previamente, por eso es un duelo difícil, porque es algo que viene de repente viene de sorpresa y no es un duelo individual de una familia, es un duelo generalizado, es un duelo donde implica la pérdida de personas, donde hay incertidumbre porque aún hay personas buscando un familiar desaparecido.
Adames destacó que ha sido necesario manejar varias pérdidas, de las personas por muerte, pero también pérdida de salud, donde se desconocen cifras exactas de cuantas personas se han visto afectada, luego todas las pérdidas materiales, el entorno ha sufrido daños, se cierran las calles, las escuelas no están iguales y todos los lugares que frecuentaban los moradores en su vida cotidiana han sido alterados, entonces es un duelo generalizado de todas las personas que están relacionadas con el lugar y con la empresa.
En su ejercicio profesional, Teresa expresa haber trabajado manejo de duelo hasta por la muerte de una mascota, este es un vivo ejemplo de cómo cada personas enfrentan las situaciones de manera diversas, quizás para una persona muere un animalito en la casa y no pasa nada, pero hay otras personas que hacen un proceso de duelo y como no son conscientes de lo que están viviendo, necesitan muchas veces un acompañamiento emocional para poder superarlo.
Adames destacó que algunos autores plantean etapas del duelo, siendo “negación” la primera etapa, un proceso natural del ser humano, dónde se pregunta ¿qué pasó tal qué?, ¿que murió tal qué? ¡murieron tantas personas¡ eso no pudo haber pasado, y se entra en esa etapa de negación donde se piensa “yo creo que estoy viendo visión”, esto no es así, es un momento que se vive, porque luego viene la segunda etapa, esta etapa constituye un choque, porque la gente se siente, “hoy esto sí ocurrió” y se pregunta por qué están pasando tantas cosas, es tan trágico, en esta etapa la persona se jubila, no sabe qué hacer, la ansiedad aumenta, se queda totalmente distraída, pierde la concentración y no sabe qué hacer, a esta etapa se le llama choque, luego se entra en la etapa de procesar el duelo, que es esa etapa dónde viene la depresión, viene el dolor y la ansiedad.
Adames dice que las personas entran en un proceso de aceptación, que expresan a través del llanto o de diferente manera, porque hay personas que regresan con muchas emociones, hasta con rabia, con sentimientos de culpa, con malestar general, sienten síntomas pérdida de sueño o por el contrario un sueño excesivo, pérdida del apetito, ansiedad, angustia permanente, dolor, y otras expresiones que el organismo somatiza. Finalmente llega la etapa de elaboración del duelo y luego viene la etapa de soluciones.
El duelo no tiene un tiempo específico aclara Adames y resalta que algunos autores plantean entre seis meses, a uno o dos años, pero eso va a depender de la magnitud del duelo, porque no es lo mismo ver partir a una persona mayor, que vivir una catástrofe, o en el caso de una persona que se enfermó, en este caso es posible irse preparando y hacer un duelo anticipado porque ya las condiciones médicas dicen que no va a sobrevivir, aquí la duración del duelo depende muchas variables, de cómo esa persona haya aprendido a trabajar las emociones, las situaciones de la vida y de cuál sea la magnitud del duelo, pero esta etapa dura mucho, hasta que viene ya la última etapa, que es la etapa de la resolución del duelo, en la que ya la persona vuelve a retomar ese nivel de funcionamiento que tenía anterior a que se produjera la pérdida.
Teresa Adames destacó en la medida en que se haga un acompañamiento adecuado, las víctimas de la catástrofe ocurrida en Polyplas podrán superar con mayor rapidez el proceso de duelo que están viviendo, destacó que según las informaciones publicadas en la prensa se observa que los familias no están recibiendo un acompañamiento adecuado, que recorren un hospital tras otro en busca de sus familiares y esto crea un inconveniente porque la falta de apoyo va a hacer que ese duelo sea más prolongado y que puedan tener una adecuada despedida de ese ser querido.
En el caso de pérdidas materiales, es necesario que se puedan restablecer la parte que se han dañado y las personas puedan recibir respuestas rápidas, como es el caso de personas que se le dañaron sus casas y que su entorno se vio afectado, estas medidas deben ser políticas de Estado, así como lo plantea la Organización Mundial de la Salud, de que ante desastre debe haber todo un esquema para poder acompañar a esas personas afectadas para que puedan tener una recuperación psicosocial, y esto va a depender mucho de ese nivel de respuesta que pueda dar la compañía que se menciona responsable del siniestro, que pueda dar el Estado y en general todas las personas que están alrededor y luego va a depender también de las características individuales de la familia, la característica de individual de las personas y la magnitud de la pérdida, plantea la experta.
Además destacó que es importante tomar en cuenta la magnitud de la pérdida, porque hubo personas que perdieron a un ser querido o que quizás estén doblemente herido, otros estén devuelta en su casa, pero hay otros que están en estado crítico y otros que un no se reconoce su situación, creando la incertidumbre de si está o no con vida y este si es un elemento difícil para superar cuando no se puede tener el cadáver de esa persona para hacer todo este ritual de despedida y poder lograr superar más fácilmente, así que va a depender de muchos elementos el tiempo que pueda pasar para reponerse de la pérdida, concluyo Adames.
Mirtha del Rosario destacó que en SHEMÁ acompañan manejo del duelo y en ese aspecto resalto destacó la labor que realizan acompañando niños, este caso requiere un trabajo muy exhaustivo porque el caso que se da cuando un niño recibe la pérdida de su madre, en un hecho de violencia intrafamiliar que es una problemática que está ocurriendo con frecuencia en la sociedad, los niños viven su duelo de una forma espontánea, de manera que las personas creen el niño reacciona indiferente y los adultos creen que no tienen sentimiento pero es que los niños trabajan el duelo de una forma sana, pero a veces los adultos quieren reprimirlos diciéndoles no llores, tu hermano o hermana no te deben ver llorando, y lo que hacen es que los reprimen y ellos tienen que ocultar su pena, concluyó la especialista Del Rosario.-