La proporción de hogares en el país que tiene al menos uno de sus miembros involucrado en accidente de tránsito es de un 7.9%, de acuerdo con los resultados de la Encuesta Nacional de Hogares de Propósitos Múltiples (Enhogar) 2017 publicada recientemente por la Oficina Nacional de Estadística (ONE).
Asimismo, se indica que los grupos socioeconómicos familiares más bajos (los pobres) son los que presentan las mayores proporciones de decesos con al menos uno de sus miembros involucrados en accidentes de tránsito.
Es decir, los hijos de ricos no se ven involucrados en esas desgracias sociales que se ha convertido ya en una patología. Es un problema de educación y de clase social.
A escala nacional, el 71.7 % de la población que estuvo involucrada en accidentes de tránsito es hombre, y el 28.3 % mujer.
Las mujeres de hoy no son las de antes, que se quedaban en el hogar atendiendo al esposo y a los hijos. Ahora, ellas buscan empleos para comprar carros y competir en las calles con los hombres en todo, sobretodo en la ingesta desproporcionada de alcohol.
Aunque la encuesta fue hecha en el 2016, tiene su importancia. De acuerdo con las estadísticas oficiales, en la República Dominicana ocurren más de 2,000 muertes cada año en diferentes accidentes de tránsito.
En lo que va del 2018, más de 950 personas han fallecido por esa causa y la mayoría se le atribuye al consumo de bebidas alcohólicas.
Son cifras preocupantes. En las grandes naciones, se controla con un alcoholímetro y otros dispositivos modernos a los conductores en estado de embriaguez, mientras manejan. Incluso los arrestan, les quitan puntos en las licencias de conducir o se las cancelan. Cuando es la primera falta cometida, los envían ante un juez y retienen los vehículos.
Allí no funciona el tráfico de influencia de los políticos o las famosas tarjetitas de los generales y coroneles; los policías no son sobornados con tragos, un pica pollo o dinero, para dejar ir a los infractores. Las leyes y las autoridades se respetan.
Me da coraje tener que repetir que como país nos consideran una basura, el hazmerreír del mundo, donde el desorden es visto como algo normal. Por eso vemos ciudadanos defecando y orinando en plena calle y no se aplican sanciones.
Es posible que los que conducen vehículos de motor terrestres, lo hacen en estado de embriaguez o drogados, ligero o severo. Eso explica los rebases imprudentes de esos individuos, manejar en vía contraria a alta velocidad por autopistas y calles irrespetando la luz roja, comportamientos estos impropios de un ser humano.
Si permiten la venta abierta de bebidas alcohólicas, como lo han dispuesto las autoridades para complacer a la industria del alcohol, los próximos días veremos en el pais más muertes por accidentes.
Si avalan la venta a granel de bebidas intoxicantes, como ocurre actualmente, convierten en más peligroso a quien está conduciendo. Las bebidas alcohólicas son drogas legalizadas (también las de fabricación clandestina) que causan al organismo humano el mismo efecto que la cocaína y otras sustancias alucinógenas.
Hay que decir que la Navidad es una época que ha sido arrabalizada, que ya no trae tanta alegría, reconciliación y paz en la familia, como antes. Hoy es un espacio cristiano que registra dolor y tristeza a causa de fallecimientos por accidentes de tránsito debido a la ingesta incontrolada de alcohol.
El sector empresarial que por más de 100 años ha vivido de la industria del alcohol y el sistema político vigente son los responsables de todas esas muertes.