El año próximo llegará con grandes tareas políticas inconclusas que tendrán que terminar los partidos y movimientos que se consideran de oposición para derrotar al Partido de la Liberación Dominicana, no importa cuál sea su candidato a la presidencia de la República.
Lo digo con tristeza. Si me preguntaran cuales son los partidos que trabajan para sacar seriamente al PLD del poder, no sabría responder con certeza. Tengo muchas dudas al respecto, salvo en el caso del PRM y algunos minoritarios de izquierda.
El PRD, en manos de Miguel Vargas, me temo que seguirá amarrado al gobierno, sobre todo al presidente Danilo Medina. A menos, claro está, que pierda la convención, cosa que dudo, y la gane Guido Gómez Mazara si logra una corriente mayoritaria que lo aplaste, dado el hecho de que, según las encuestas, es uno de los políticos con mayor tasa de rechazo del país.
Si eso sucediera, será posible incluso, una “reunificación de la familia perredeísta” sin que ello signifique una unidad orgánica con el PRM que ya es una marca electoral. (El PRM y el PRD juntos tendrían de inicio alrededor de un 40% – algo más tal vez- del electorado)
El Partido Reformista, que es la otra fuerza política tradicional de importancia, no parece tener un rumbo claro. Convertirlo en un “partido de cuadros”, no de masas, considero una estrategia equivocada o “extraña”. Quique Antún y quienes lo acompañan tienen intereses muy particulares que aún no han sido expuestos con claridad. Si es un partido de oposición, francamente no lo sé. No actúa como tal.
Los demás partidos que han anunciado tempranamente un bloque, no creo que lleguen muy lejos. Seguir diciendo que yo soy el único bueno y que los demás no sirven, que no tienen calidad moral, etc., es hacerle un flaco servicio el proceso de cambio y transformación que demanda la sociedad dominicana.
Este 2019 será un año definitorio. El proceso de unidad amplia y sincera de todas las fuerzas opositoras, grandes y pequeñas, tiene que concretarse. Las diferencias no pueden ser excusas para no unirse. Trabajar por la unidad es tarea fundamental. Lograrla es prioridad.
Unidad programática para un gobierno de transición democrático que pueda crear las bases para un salto cualitativo y cuantitativo donde el Estado adquiera un carácter institucional inquebrantable, con respeto a la nueva Constitución que habrá que elaborarse mediante una constituyente. Este modelo corrupto impuesto por el PLD que no respeta la Constitución ni las leyes, tiene que desaparecer.
Este 2019, “año pre electoral”, tiene que sentar las bases para sacar al PLD del gobierno.
Esa es la tarea más importante, la número uno. Y para lograrlo es imprescindible la unidad. Solo formando un frente amplio, sin excusas baladíes, sin prejuicios, puede enfrentar y derrotar al PLD. Los intereses personales, grupales, incluso partidarios, tienen que echarse a un lado. El país está en un abismo. La crisis económica que se avecina como una tormenta implacable nos afectará a todos dramáticamente. El PLD dejará un país prácticamente en ruinas fruto del irresponsable endeudamiento por el cual ya estamos pagando el 54% del PIB.
Nadie puede decir que no se une con éste o con aquél en momentos en que la nación está en peligro de muerte. La política se nutre de realidades, no de sueños o ilusiones. La historia así lo dice. Un axioma dice que “el todo es más importante que cualquiera de sus partes”. Los líderes y dirigentes políticos opositores no lo pueden olvidar.