Hecho histórico: Reinado Portugués se mudó en Brasil
No hay precedentes por lo menos en el Continente de América que registre otra acción similar a la protagonizada por el antiguo Reinado de Portugal, que decidió instalarse en lo que hoy conocemos como República Federativa de Brasil.
Ese hermosísimo territorio de 8.5 millones de Km2 era totalmente virgen, solo habitado por su población indígena originaria que vivía feliz rodeada de sus exuberantes bosques y plantaciones de frutos diversos; caudalosos ríos, lagos, arroyos, mares, animales silvestres e innumerables minas y yacimientos de oro, plata, zinc, petróleo, yeso y maderas preciosas de todo tipo.
Un verdadero paraíso terrenal conquistado por europeos que buscaban ansiosamente acumular riquezas para afrontar las terribles embestidas de conflictos económicos y políticos internos y lógicamente, atraídos por la ambición de poder que caracterizaba la esencia de los Imperios de la Época Antigua.
El viejo continente se desangraba y Portugal no fue la excepción, especialmente a partir de la invasión que sufrió por parte de Francia.
El 22 de abril del año 1500 la Corona Imperial de Portugal decide conquistar o lo que es lo mismo “invadir” un vasto territorio de América bautizado con el nombre de Brasil.
El nombre del país surge de un árbol que es de un color rojo intenso casi similar a los brasas encendidos. Los portugueses que llegaron a esas tierras lo llamaron Pau Brasil. Es muy común hallar esta especie en este territorio de América del Sur y los aborígenes lo utilizaban por su llamativo tinte.
Fue en el litoral costero del norte de Rio de Janeiro donde el aventurero portugués Pedro Alvares Cabral desembarcó junto a sus tropas navales transformando para siempre el curso de la historia de América.
Imperio Portugués
Los conquistadores portugueses estaban impresionados con la exquisita vida que llevaban en Brasil y no querían salir de allí, donde habían llegado 8 años después de que Cristóbal Colón arribara a estas tierras americanas, aquél inolvidable 12 de octubre del 1492. Colón como sabemos, llegó a nuestra isla el 5 de diciembre, bautizándola con el nombre de “La Hispaniola”.
Pero contrario a los portugueses los Reyes Católicos de España, Isabel y Fernando de Castilla y Aragón, auspiciaron y patrocinaron la travesía del Almirante Colón hacia América, sin salir ellos del confort de sus Palacios Reales.
Por supuesto no tenían la presión de una invasión en su territorio como ocurría en Portugal invadido de manera conjunta por tropas francesas y españolas.
La Familia Real Portuguesa junto a un séquito de funcionarios, ayudantes, mayordomos, equipos de seguridad y colaboradores cercanos salió de Lisboa, capital de Portugal, para fijar residencia en Brasil. Se estima en alrededor de diez mil personas las que huyeron de las persecuciones de las tropas franco-española.
Hacia (1635-1659) Francia y España se enfrentaron en una cruenta guerra que finalmente ganaron los galos previamente a la firma entre ambas naciones del acuerdo conocido como “Los Pirineos”. No obstante, los conflictos territoriales, políticos, culturales y migratorios en Europa continuaron dentro del contexto de la denominada Guerra de los Treinta Años, obligando posteriormente a los Jefes de Estados, Monarcas y Gobernantes del Viejo Continente a suscribir un nuevo documento de entendimiento más amplio conocido como la “Paz de Westfalia”.
Europa ha sido uno de los continentes de mayores conflictos y divisiones en la historia universal ejemplificada en dos acontecimientos bélicos globales: Primera Guerra Mundial (1914-1918) y la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
Tratado de Fontainebleau
Su rúbrica fue mucho más que un acto protocolar en medio de la tempestad, porque dio luz verde a la invasión militar unificada liderada por Francia y España contra Portugal, aliada tradicional de Inglaterra. El texto fue firmado el 27 de octubre de 1807 en la ciudad francesa de Fontainebleau.
Pero, ¿quiénes suscribieron? Representantes Plenipotenciarios de Manuel Godoy, valido del Rey de España, Carlos IV de Borbón, y Napoleón I Bonaparte, Emperador de Francia.
Ello permite el paso de las tropas francesas por tierras españolas lo que se tradujo en un antecedente del posterior asalto del ejército francés a la Península Ibérica y de la Guerra de Independencia Española.
Ahora bien, el acontecimiento histórico que definió la huida de la familia real portuguesa hacia su colonia Brasil, en el Sur de América, fue la invasión de Francia sobre Portugal en 1807, ordenada por Napoleón Bonaparte.
Entre (1777-1834) la República de Portugal vivió enredada en continuos enfrentamientos y sucesos políticos-militares que abrieron las compuertas para la caída del régimen absolutista y la posterior apertura de un sistema liberal, cuyas bases estaban sustentadas en un modelo Monárquico Constitucional.
Una Mega Colonia
El Brasil colonial fue el periodo histórico desde la llegada de los primeros europeos el 22 de abril de 1500 hasta la independencia, en 1822.
Las presiones internas impulsadas por grupos empresariales brasileños disgustados por el tratamiento que les dispensaban los miembros de la corona portuguesa precipitaron la gesta de la Independencia.
Y es así como el 7 de septiembre de 1822 auspician la proclamación de la Independencia de Brasil, coronándose como emperador Pedro I. Para entonces, Brasil tenla 4 millones de habitantes y un millón 147 mil 515 esclavos, provenientes en su mayoría del sur de África.
En cambio, su madre patria, Portugal, con menos recursos económicos alcanzaba un nivel poblacional de 3.4 millones de personas hacia 1841.
No hay que hacer mayores esfuerzos para interpretar que la independencia económica se había anticipado a la política en Brasil, lo que explica el por qué no hubo trastornos ni confrontación entre la sociedad civil y militar.
Para reforzar la tipicidad del movimiento independentista de Brasil, una de las primeras medidas del regente Juan VI (presionado por Inglaterra y otras naciones europeas) fue la apertura de los puertos brasileños con todos los países del mundo, en ceremonia realizada en Salvador de Bahía en 1807, dando así por terminado el monopolio portugués. Más luego, las autoridades portuguesas intentaron volver a monopolizar el comercio portuario brasileño precipitando la Independencia con el grito de Ipiranga, en la ciudad de Sao Paulo.
El régimen monárquico en Brasil prevaleció hasta noviembre de 1889, siendo su primer emperador Pedro I, quien debió abdicar en 1831 por no poder conciliar los intereses de los brasileños y los portugueses. El otro emperador fue Pedro II.
La Esclavitud
La esclavitud en Brasil se extendió por 23 años más que en Estados Unidos, quedando derogada oficialmente mediante la “ley áurea”, sancionada en 1883 por Isabel de Braganza, hija de Pedro II. Se trató de una medida que impactó en todo el mundo.
En diversas etapas de la historia de Brasil, sus fuerzas hegemónicas y de poder han apelado a la conciliación y a los acuerdos entre los grupos en pugnas, evitándose de esa manera la confrontación directa.
Para algunos estudiosos de la historia de esta nación como por ejemplo, Ronaldo Vainfas, profesor de historia de la Universidad Federal Fluminense, esa tendencia conservadora ha estancado las reformas sociales entre los brasileños.
Algo parecido a lo ocurrido con otros países del Continente, incluyendo República Dominicana.
Cuando se produjo el descubrimiento de Brasil, aquel 22 de abril del 1500 el Rey de Portugal era D. Manuel I.
Después que los conquistadores portugueses pisaron por primera vez suelo brasileño, el almirante Cristóbal Colón en representación de los Reyes de España, recorrió también ese territorio en su larga y exitosa exploración por América.
Brasil, es una nación con características propias que la diferencia de sus vecinos latinoamericanos. Único país de América de lengua portuguesa y el quinto más grande en territorio del mundo.
Brasil es más extenso que su antigua madre patria, Portugal, de 92 mil 391 Km2. Tiene actualmente, diez millones 191 mil 771 habitantes. La capital, Lisboa, concentra el 26,7% de su población total.
El Reinado de Portugal encontró en el territorio brasileño un verdadero tesoro de un valor incalculable. ¿Se podrá algún día cuantificar con exactitud?
Artículo de Manuel Díaz Aponte