Han surgido muchas interrogantes sobre lo que sucede después de la muerte. Es una inquietud que se ha convertido en una preocupación para los seres humanos que albergan la esperanza, cuando mueran, de pasar hacia un lugar divino, adornado de mucha paz.
Diversas conjeturas se han hecho respecto a ese tema. Incluso se cree que al morir un individuo el alma se separa del cuerpo y vaga por un tiempo indefinido en el espacio.
Es decir, el cuerpo se descompone y permanece sepultado para siempre, mientras el alma permanece flotando. Muchos libros se han escrito y numerosas películas se han hecho explicando esa situación. Aún así, persisten las dudas. Lo cierto es que cuando el humano fallece, lo sepultan a siete pies bajo tierra y jamás vuelve a reencontrarse con los familiares.
Sin embargo, los científicos creen tener la respuesta a esta pregunta. Uno de estos, el profesor de la escuela de medicina de la Universidad de Carolina del Norte, Robert Lanza, quien es partidario de la conocida teoría biocéntrica, por un largo tiempo estudió las cuestiones de la vida y la muerte de las personas, lo que le permitió llegar a algunas conclusiones.
Antes que nada, hay que mencionar que los biocentristas no consideran que la vida sea el resultado de la existencia del universo, ellos están seguros que es al contrario, la vida es la que engendró al universo y que la realidad última determina la conciencia de cada uno de los humanos.
La Teoría Biocéntrica del Cosmos escrito en Ica, Perú, por Robert Salas Falconi, tiene que ver con el origen, evolución física, psíquica y el destino final del hombre y del planeta. Como tal, es una teoría especial de las leyes más generales del Ser y de sus propiedades físicas y mentales trascendentales.
Se trata de una concepción o tercera explicación del mundo por lo que no es coincidente con el idealismo religioso, con el materialismo ni con el agnosticismo conciliador. Como concepción actualizada del universo, la Teoría Biocéntrica del Cosmos, sigue a la teoría geocéntrica de Ptolomeo y a la heliocéntrica de Copérnico, dos geniales científicos de la antigüedad. Como tal, trata de nuestra estructura física y psíquica, es decir, del hombre inmortal (el alma) y de su organismo mortal (cuerpo) en conexión con nuestro origen planetario o terrestre y la estelar o extraterrestre.
El científico Robert Lanza encontró que la realidad que nos rodea la creamos nosotros mismos y que existe una cantidad infinita de universos y mundos; por eso la muerte es más ilusión que algo real.
Según sus criterios, “no hay que asociar la vida con la duración de la vida útil del cuerpo. Después de todo, lo que ocurre alrededor, nosotros lo percibimos con ayuda de la conciencia, por eso precisamente es una cuestión importante en la vida”.
Este pensador considera que el hombre, después de fallecer, “simplemente comienza a vivir en un nuevo mundo, de los que existen en gran cantidad en nuestro universo infinito. La teoría de la infinidad de mundos existe también en la física”.
El cuerpo de una persona tarde o temprano muere, pero en ese proceso en su cerebro continúan los impulsos eléctricos por un tiempo más con un poder de 20 Watts, lo cual, según la opinión del científico, pasa a otro universo.
De acuerdo con las leyes de la física, agrega, la energía no puede simplemente agarrar y desaparecer. Por eso desde este punto de vista esa suposición es bastante lógica.
En su investigación, Lanza se refiere a un fenómeno de la física: la superposición cuántica. Fue demostrado que el sistema puede estar al mismo tiempo en algunos estados mutuamente excluyentes. Esto es algo contrario a la lógica y al sentido común, ya que estamos acostumbrados a pensar que la conciencia cambia por turnos, y no existe de manera simultánea.
La teoría que dio a conocer Lanza se centra en el hecho de que “el espacio y el tiempo son ilusorios y que existen solamente en nuestra conciencia”.
“Después de la muerte, el hombre sigue existiendo y no existe al mismo tiempo, él se encuentra fuera del tiempo. La idea de la muerte que sigue la mayoría, está fundada en la falsa premisa de que la existencia del mundo es independiente a nosotros. Pero el mundo que nos rodea es una fantasía, impulsada por la razón”, dice.
Esta teoría encuentra cada vez más partidarios entre científicos y personas comunes, quienes creen en su veracidad. Una cosa es segura, este concepto hace ver el mundo de una nueva manera, el cómo funciona y el papel del hombre en él.
(Fuente de consulta: http://unanochesin.cafe/ciencia/16377).
Pienso que todavía hay que analizar esto con más delicadeza porque persiste mucha desinformación al respecto.
Precisamente, basados en la inmortalidad del alma, algunos predicadores se han atrevido a vender como una realidad absoluta la supuesta reencarnación de la humanidad y el soñado reencuentro en el cielo con los familiares fallecidos.
Es que la ignorancia es ilimitada.