Hace cinco años, el 30 de diciembre del año 2013, un señor a quien el Tesoro o Ministerio de Hacienda de España le reclama el pago de dos millones de euros en impuestos dejados de pagar, un figurín internacional cautivador de mentes débiles, se atrevió a pedir la destitución del entonces arzobispo de Santo Domingo porque apoyó la decisión del Tribunal Constitucional de defender la integridad de nuestra nación y los Derechos fundamentales del pueblo dominicano.
Su propuesta no fue escuchada porque carecía de todo sustento legal. Además, estaba atizada por un grupúsculo de malos que constantemente conspiran contra la soberanía nacional y promueven ideas y propósitos que tienden a tirar al mar a por lo menos el 99 por ciento de los diez millones de dominicanos amenazados por la creciente ocupación del territorio de la isla por hordas de vecinos que se infiltran desde la parte Oeste.
El cardenal Nicolas de Jesús López Rodríguez es un símbolo de la dignidad del pueblo dominicano. Ha defendido sus mejores causas. Por eso el señor Mario Vargas Llosa se atrevió a pedir públicamente en los finales del 2013 que fuera destituído como Arzobispo de Santo Domingo, Primado de América.
Papa Francisco no le hizo caso al figurín. En días posteriores, a mediados de febrero del 2014, delante del cardenal López Rodríguez a mi me dijo: “Él es una buena persona”.
Luego, en mayo del 2017, un conocido sacerdote publicó una carta en la que insinuaba que el cardenal dispuso impropiamente de dinero de la venta de unos terrenos de la Iglesia. Se demostró que no era cierta la denuncia. El sacerdote fue desmentido por las autoridades eclesiásticas competentes.
Tras el fracaso de estos dos intentos de descrédito contra el Arzobispo Emérito de Santo Domingo, y como en refranero popular la tercera es la vencida, una misteriosa fuerza detractora inició a mediados del 2018 la última de las celadas.
Fotos y pruebas hay del último intento. Bochornoso y vergonzoso, provocado por la envidia y el incontenible deseo de ascenso inmerecido de los egoísmos. También se demostró que esta otra treta era más de lo mismo: descrédito contra un hombre honesto.
La calumnia va poco a poco diluyéndose como el paso del tiempo que pisa y pesa sobre aquel o aquellos que promovieron los tres intentos de descrédito contra el Cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, una personalidad ejemplar.
Roma, Domingo 6 de Enero 2019