La frase cuyo contenido implícito guarda semejanza con una expresión utilizada en el pasado por otra reconocida organización política, parecería formar parte de una idea metafórica concebida superficialmente mediante un análisis carente de trascendencia posible.
Pero si observamos en detalle cada acontecimiento surgido en torno a la lucha de poder dentro del PLD, entonces, pudiéramos concluir afirmando que los peledeistas, o por lo menos una parte importante de sus dirigentes, están creando las condiciones para conducir a esa organización política por un sendero que terminará convirtiendo esa frase en realidad.
Es necesario aclarar que cuando digo: una parte importante de sus dirigentes es culpable de querer empujar al partido por ese derrotero, me refiero a que no todos los peledeistas están haciéndole el juego a la división y posterior derrota…, y digo esto porque en el recién concluido año 2018, varios precandidatos presidenciales del PLD, anunciaron oficialmente sus aspiraciones.
Sin embargo, dentro de todos esos anuncios, solamente en la actividad realizada por Temístocles Montás, el discurso central del evento estuvo fundamentado sobre la necesidad de preservar la unidad del PLD, como única garantía para mantenerse en el gobierno y continuar desarrollando las transformaciones que amerita el país.
En cambio, los demás aspirantes que realizaron manifestaciones similares, se enfocaron en formular discursos incendiarios matizados con críticas estériles y descalificaciones que estimulaban a transitar por el camino inhóspito de la confrontación interna.
Primero lo hizo, Carlos Amarante Baret, en su discurso del 28 de mayo, en el salón Las Américas del Hotel Crown Plaza. Y, del mismo modo lo hizo, Leonel Fernández, en su alocución del 26 de agosto, en el Palacio de los Deportes. Ambos, enfilaron sus cañones en contra de la preservación de unidad de la organización.
Por un lado, Amarante Baret, que se hace llamar a sí mismo “representante del danilismo”, ha enfocado su estrategia de campaña en atacar ferozmente a la figura del expresidente de la república, Leonel Fernández, buscando granjearse el respaldo de un segmento del partido, sobre la falsa premisa de que con esa acción logrará disminuir políticamente a quien además es el presidente de la organización.
Mientras que por otro lado, Leonel Fernández, aun cuando no ha externado ataques directos contra el presidente de la república, Danilo Medina, su accionar irresponsable permite que sus colaboradores más cercanos asuman conductas de agresiva oposición en contra del primer mandatario y funcionarios de su gobierno, ambiente que ha generado tensión entre ambos líderes políticos.
Esa atmósfera de discrepancias que se respira en el PLD, fruto de las contradicciones entre sus líderes más avezados, ha provocado la enemistad de muchos dirigentes que se oponen radicalmente a cualquier posibilidad de entendimiento para lograr la unidad de la organización en caso de surgir una candidatura distinta a la que abrazan.
Lo cierto es que conforme avanza el tiempo, la campaña interna se vuelve más agresiva y dificultosa de controlar por sus protagonistas, al extremo que muchos coinciden en afirmar que situación es “insalvable”, lo cual motivó la aprobación de las primarias abiertas, bajo la supervisión de la JCE, debido a la pérdida de confianza que se respira internamente en la organización.
Todo este razonamiento parecería indicar que si el liderazgo político del PLD, no logra ponerse de acuerdo para buscar un punto de avenencia donde estén representados todos los intereses, probablemente, estarían abonando el terreno que servirá de escenario a la peor derrota electoral, ocasionada por ellos mismos.