En la actualidad las grandes organizaciones están evolucionando la manera de dirigir su estructura funcional, cambiando gerentes conductitas de personas, por líderes integrales capaces de visualizar el talento de su equipo de trabajo, motivando el desarrollo sistemático que induce en ellos el discernimiento necesario para poder alcanzar los objetivos institucionales.
Esta labor de transformar gerentes en líderes nos es tan sencilla, ya que se debe reestructura la cultura organizacional para ir eliminando la resistencia al cambio mediante planes para el desarrollo organizacional, donde se puede incursionar sabidurías ancestrales que permitan romper acuerdos limitadores y a sustituirlos por otros que aportan libertad, felicidad y amor, como valores indispensables para construir ambientes de trabajo en donde los colaboradores puedan transformarse en agentes de cambio.
Esta transformación se puede alcanzar mediante los cuatro acuerdo de Don Miguel Ruiz maestro ancestral del Tolteca de México; el primer acuerdo nos indica que se debe Ser impecable con las palabras, cuando un líder desea dirigir un mensaje a sus colaboradores debe eliger hablar desde el amor, decidiendo no juzgar a nadien, sin reforzar aspectos negativos, sino decir sólo palabras que inspiran, acercan, animan y motivan, con la finalidad de alcanzar sanar cualquier situación discordante dentro del equipo de trabajo, ya que la palabra es sagrada y se debe aprender a usar con unción y a callar cuando sientas que contaminara el ambiente laboral, cada vez que se tenga la oportunidad de mandar un mensaje, se debe aprovechar buscar la distorsión del conocimiento individual y grupal de manera impecable para crear un ambiente de libertad y satisfacción entre los involucrados.
El segundo acuerdo nos invita a No tomar nada personal, para lograr este objetivo es necesario silenciar el ego que es el yo soberbio que se resiente cuando atacan, no se debe buscar aprobación y no hay que darle fuerza a las críticas de terceros, esto nos lleva a que como líderes se debe siempre buscar la raíz de las situaciones presentadas en el ambiente laboral y no tomar decisiones en base a chismes, esto contribuye a ser inmune al personal antes a las críticas de las personas tóxicas que buscan desmotivar y contaminar el espacio laboral.
El tercer acuerdo nos incita a No hacernos suposiciones, en esta oportunidad el líder debe verificar antes de opinar y busca la verdad más allá de su verdad, ya que suponer siempre traerá una consecuencia, debido a eso es importante antes de emitir un juicio auto cuestionar nuestras ideas, planteando: ¿lo que voy a expresar es verdadero?, ¿es bueno? y ¿es útil? si lo que se desea expresar no responde las interrogantes antes planteadas, es necesario seguir indagando hasta encontrar una verdad relativa que responda a los indicadores del entorno y así recuperar toda la energía que se pierden haciendo suposiciones y utilizarla en crear situaciones para la construcción de verdades grupales que permitan el desarrollo de la organización.
El último y cuarto acuerdo estimula Hacer siempre lo máximo que puedas, como líder empresarial se debe entregar sin medida, siempre buscando la excelencia desde el amor y la humildad dando lo mejor siempre para seguir adelante convirtiendo en realidad los objetivos de la organización trasmitiendo a los colaboradores que lo imposible es posible siempre que un equipo trabaja desde el amor reconociendo y aceptando al otro como talento necesario para el desarrollo sistemático e integral de cada una de las personas que pertenece a la comunidad laboral de la empresa.
“El líder integral es aquel que transforma un colaborador en un agente de cambio”