Por Desmond Brown/GEORGETOWN, 31 Ene 2019 (IPS) – Aunque prevalece la creencia de que no hay disponibles fondos para proyectos contra la desertificación, una conferencia internacional de la ONU celebrada esta semana en Guyana reveló exactamente lo contrario.
La Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD, o UNCCD por sus siglas en inglés) echa por tierra la noción de que no hay fondos disponibles para que los países prevengan, reduzcan o reviertan la degradación de suelos.
La secretaria ejecutiva de la Convención, Monique Barbut, dijo que hay millones de dólares disponibles para proyectos de Neutralidad en la Degradación de las Tierras (NDT) basados en sólidas pautas científicas y principios de respeto a los derechos humanos, tal como se establece en el tratado.
El concepto de neutralidad representa un cambio de paradigma en las políticas y prácticas de manejo de suelos, brindando un marco para contrarrestar la prevista pérdida de tierras productivas con la recuperación de áreas degradadas.
Hasta la fecha, más de 100 países se han embarcado en procesos nacionales para determinar e implementar objetivos voluntarios de NDT como parte de su contribución con el punto 15.3 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
"Tenemos unos 25 países que han decidido fijar lo que llamamos sus objetivos NDT. Pero la nuestra es diferente de muchas otras convenciones. Nosotros también hemos decidido realizar un seguimiento de la implementación", explicó Barbut a IPS.
Barbut dialogó con IPS en el marco de la 17 sesión del Comité para la Evaluación de la Implementación de la Convención (CRIC17, por sus siglas en inglés), que se realizó entre el lunes 28 y el miércoles 30 en Georgetown, Guyana.
"Hemos dicho que no alcanza con fijar objetivos. Ahora quisiéramos que los países vayan tras lo que llamamos proyectos transformadores. Aquí es donde aparece el debate sobre el financiamiento, porque esos proyectos transformadores suelen ser de gran escala", señaló.
Los países pueden estar seguros de que, si quieren embarcarse en proyectos de envergadura, la CNULD financiará la etapa de prefactibilidad, expresó Barbut.
También explicó que los proyectos a los que se refiere cuestan un mínimo de cinco millones de dólares que pueden convertirse en millones. Puso a China e India como ejemplos de países donde se implementaron estas iniciativas transformadoras a gran escala.
"Nadie puede decir que el financiamiento no está disponible. Ninguno de esos proyectos transformadores está todavía en una etapa en la que vayamos a buscar financiamiento afuera", afirmó Barbut.
"Antes de ocupar este puesto, fui presidenta del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (más conocido como GEF, por sus siglas en inglés), que es el mayor mecanismo de financiamiento del mundo. Y le diré algo que le sorprenderá: la falta de financiamiento nunca es un problema. El problema es conseguir el proyecto correcto. Si usted tiene un buen proyecto, siempre hay financiamiento disponible", aseguró.
Barbut dijo que la CNULD quiere ayudar a los países a identificar y construir proyectos, así como a buscar financiamiento en una etapa posterior "ante todas esas grandes instituciones multilaterales y bilaterales internacionales".
"Por ejemplo, estamos trabajando con Burkina Faso en África. (Allí) decidieron transformar 3.000 de las 5.000 aldeas que tienen en lo que llamamos ecoaldeas. Al hacerlo, recuperarán dos millones de hectáreas de suelos degradados y darán empleo a casi un millón de personas", señaló.
"Este proyecto insumirá entre 150 millones y 300 millones de dólares y no tengo dudas de que recabaremos fondos, porque se hará de modo tal que los donantes aceptarán", agregó.
"Muchos países en desarrollo dicen que no hay financiamiento, y yo digo que no es así. O el proyecto que presentan no es correcto o no está presentado correctamente para atraer a los donantes. Nuestro trabajo es ayudarlos a volverlos suficientemente atractivos", destacó Barbut.
También citó a Gambia como otro ejemplo donde la necesaria voluntad política quedó de manifiesto cuando todo el gobierno, incluido el presidente, decidió embarcarse en un proyecto a muy gran escala y destinarle todo el dinero que le concedía el GEF.
"Esto significa que ya tenemos unos 12 millones de dólares asegurados. Solo con hacer esto, mostrando al mundo que estábamos dispuestos a colocar en esto todo el dinero asignado, ya conseguimos al Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) (…), que dijo estar listo para agregar 45 millones de dólares", señaló Barbut.
En tanto, el guyanés Richard Byron-Cox, encargado de alineación de programas de acción y desarrollo de capacidad en la CNULD, dijo también que el financiamiento existe, pero que los países caribeños tienen varios problemas.
El primero de estos, planteó, es que en el Caribe la mayor parte de la población no está formada para afrontar los efectos colaterales de postularse a estos fondos.
"Lamento decir esto, pero algunos de estos fondos tienen tal procedimiento burocrático que nuestra población no está entrenada en áreas como cómo preparar proyectos y cómo vencer a esa burocracia", señaló a IPS.
"El segundo problema es que no estamos interesados. Realmente no salimos a buscarlo. En otras palabras, (el dinero) está allí para ser tomado, pero nosotros no nos acercamos a él de modo agresivo", añadió.
Byron-Cox dijo también que hasta hace poco los países caribeños habían creído que su problema era solamente el cambio climático, así que estaban concentrados en ese tema y en cómo conseguir dinero para combatirlo. Sin embargo, estaban enfrentando otro problema.
"Buena parte de quienes nos dan dinero nunca quieren realmente dárnoslo para tierras. Prefieren dar dinero para construir un hospital, porque en ese caso todo procede de donantes del exterior: las ventanas, las puertas, los retretes y los ingenieros que lo construyen. Entonces dan 10 millones de dólares que después vuelven a ellos", explicó.
"Fuera de eso, cuando algo se rompe en el hospital o si se necesita nueva maquinaria hay que volver a ellos. Así que, en definitiva, ellos le habían dado 10 millones de dólares, pero le terminan dando 20 millones", agregó.
Entonces, según Byron-Cox, como los países caribeños saben que los donantes no suelen estar dispuestos a dar dinero para tierras, ni siquiera se molestan en pedirlo.
Es tiempo de que los gobiernos del Caribe designan un supervisor que abarque todo lo relativo al ambiente en cada país, dijo, y uno de sus roles sería hallar los recursos necesarios.
"Si tuviéramos un enfoque regional donde se compartiera la pericia, sería más fácil abordar este asunto", expresó.
"No tengo ninguna duda de que se puede hallar financiamiento. Está allí, y nosotros tenemos que salir a buscarlo agresivamente", sostuvo.