La sociedad dominicana quedó profundamente impactada esta semana ante un trágico acontecimiento ocurrido en el Ensanche Isabelita. Se trata del asesinato del niño Leonardo Montero, de 9 años de edad, quien fue apuñalado, violado y quemado por José Angel Montero, de 29 años.
La madre del niño, Mónica Montero, una mujer divorciada y sola, expresó que el asesino era un hombre cercano a la familia y que ella le permitía guardar la ropa en su casa “porque no tenía donde vivir”. El asesino expresó que cometió la acción bajo los efectos de las drogas ya que “tenía tres días consumiendo sin parar”.
Este hecho nos conmociona a todos y nos pone a reflexionar sobre lo qué está pasando en la sociedad dominicana. Y la conclusión nos lleva a un camino muy doloroso: las familias dominicanas están en un proceso de desintegración de tal magnitud, que ya es tiempo de hacer todo lo posible para revertir ese proceso, pues de lo contrario la sociedad camina a ser cada día más violenta e inhumana.
¿Cómo es posible que una madre deje solo a su hijo de 9 años con un “conocido” de la familia, que sus antecedentes no eran nada buenos?. Eso se explica porque esa madre vivía sola, el padre del niño la había abandonado y se había separado no solo de ella sino también del niño, y esa familia prácticamente no existía.
Este hecho nos lleva a la dura realidad de la gran cantidad de divorcios y separaciones que se producen en la República Dominicana, lo cual ya hoy en día es una epidemia. En la conferencia sobre “Matrimonios sanos y felices” que impartimos en toda la nación junto con mi esposa Zinayda, ofrecemos el dato avalado por la Oficina Nacional de Estadísticas, de que en nuestro país se producen alrededor de 18 mil divorcios al año, lo que implica un promedio de un divorcio cada media hora.
Pero especialistas en la materia afirman que esos datos son los divorcios formales que van a un abogado y lo hacen legalmente, pero que por cada uno de esos, se producen dos separaciones de parejas de manera informal. Por lo que la cifra real es de unos 40 mil divorcios o separaciones de parejas por año, lo que significa que en nuestro país se produce un divorcio o una separación de familia cada 13 minutos. Y eso es una verdadera y dolorosa epidemia.
Las familias dominicanas se están desintegrando, ya sea por una separación física o porque los padres y madres no están cumpliendo con su función de sembrar valores en sus hijos, de cuidar el entorno familiar y de preservar ese núcleo esencial de la sociedad.
Fruto de esa gran cantidad de divorcios y separaciones de las parejas, cada día crece la cantidad de hogares donde está ausente uno de los progenitores, que generalmente es el hombre. Esas familias disfuncionales llevan a que el proceso de desintegración social sea cada vez mayor, ya que esos hogares sin los dos padres producen hijos que son presa fácil de la violencia, la delincuencia y la criminalidad. Y también se convierten en escenarios de casos dolorosos y lamentables, como el del niño Leonardo Montero.
Ya es tiempo de trabajar duramente por el rescate de nuestras familias, por enfrentar las epidemias de los divorcios que crean familias disfuncionales, y no cansarnos de sembrar muchos valores en nuestros hogares y en la formación de nuestros hijos y nuestros nietos.
Euri Cabral
Economista y Comunicador
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