Hoy, con el permiso de mis lectores, quiero dedicar este artículo a un hecho de gran trascendencia para mí y para mi familia. El pasado martes 19 de febrero, Publia Jiménez, Pita, mi madre, alcanzó los 90 años, llena de amor, bondad, solidaridad y pletórica de la misericordia de Jesús.
Alcanzar 90 años es una proeza de dimensiones extraordinarias para cualquier ser humano, en estos tiempos tan difíciles. Si lo vemos con detenimiento, 90 años significan 1,080 meses, 32 mil 400 días, 777 mil 600 horas, 46 millones 656 mil minutos y 2 mil 799 millones 360 mil segundos.
Estos 90 años de Publia Cabral, a quien sus hijos llamamos Pita, los recibe con mucha alegría y satisfacción de haber complido con eficacia su papel de madre y su condición de ciudadana responsable. Ella ha sido siempre una madre firme, ejemplar, cariñosa. Entregada en pleno por cada uno de sus hijos, nieto, biznietos y tataranietos.
Pero su preocupación no ha sido solo por criar a sus hijos y dotarlos de grandes valores morales, sino que también en varios momentos importantes de su vida ha sido una gran activista social, lider sindical, dirigente femenina y luchadora activa en la revolución de abril de 1965, encabezada por el Coronel Francisco Alberto Caamaño Deño, que buscaba restaurar la constitución y la democracia en nuestra nación.
Desde que en 1961, el PRD llegó al país para allanar el camino democrático, Pita estuvo ahí poniendo su brazo solidario. Entregó los mejores años de su vida activa socialmente, para apoyar a ese proyecto político que logró tantas transformaciones en nuestro país, y siguió con pasión y admiración al Licenciado Jacobo Majluta, un líder político del PRD, que siempre fue un gran amigo de nuestra familia y un hombre solidario a carta cabal.
Pita siempre ha sido el soporte y columna principal de toda nuestra familia. Sus orientaciones, su cuidado, su fe, su entrega por todos ha estado en primer orden en cada momento de estos 90 años que ha logrado alcanzar. Mujer de temperamento muy firme y de una templanza fuera de serie. No hay situación que pueda vencerla y hasta en los momentos más duros y difíciles, se ha levantado como el ave fénix y ha mostrado una gran confianza en Dios para seguir adelante:
Pita siempre ha sido una mujer de vanguardia y de no frenarse ante ningún obstáculo en el camino. Con su ejemplo de dedicación y perseverancia ha marcado la vida de todos sus descendientes. Desde hace más de una década ha decidido asumir a Jesús como Señor y Salvador de su vida, y esto la ha hecho revitalizarse y multiplicar su amor, su cuidado, su perdón y su solidaridad con todos los que están a su lado. Hoy día, con 9 décadas encima y muchas esperanzas en su vida, es una de las líderes de la Iglesia Cristiana Palabras de Vida de la Zona Oriental. Que lindo ejemplo para todos!!!
Al celebrar estos 90 años de Pita, damos gracias a Dios por haberla puesto a nuestro lado como ejemplo y modelo para caminar en esta vida. ¡Gracias, Dios mío, por Pita! ¡Gracias Pita, por ser nuestro mayor y mejor ejemplo para vivir con dignidad, con fe y con decoro!