En círculos políticos y diplomáticos de Washington se interpreta como un “fiasco y fracaso” la segunda cumbre entre los presidentes Donald Trump y Kim Jong-un, efectuada en Hanói, capital de Vietnam.
Concluyó abruptamente con la salida de la delegación norteamericana del hotel donde se realizaban las deliberaciones ante la imposibilidad de convencer al dirigente norcoreano de deshacerse de su poderoso arsenal nuclear.
Trump, quien ha afrontado varios escándalos en su país desde que llegó a la Casa Blanca, admitió que “algunas veces te tienes que alejar de la mesa y esta fue una de esas ocasiones”.
Es lógico entender que la tarea no es fácil porque deberá pasar primero por innumerables obstáculos de carácter estratégico, geopolítico, seguridad interna y externa y por supuesto, de intereses económicos, militares y hasta de adaptaciones culturales.
La aplicación de un nuevo modelo en la sociedad norcoreana llevará mucho tiempo y no creo que el joven Kim se prestará a “traicionar” los principios que sustentan la ideología y visión de Estado de la sociedad que dirige,
Es ingenuo creer que el liderazgo de Corea del Norte destruirá pura y simplemente sus bases balísticas de largo alcance, convertida hoy en su principal escudo de protección ante la posibilidad de un ataque proveniente desde Occidente.
Aquellos países con armas nucleares incluyendo Estados Unidos ¿procederán a desmantelarlas?
Los norcoreanos se han dado a respetar entre la comunidad internacional precisamente por su fuerza nuclear, la cual ya nadie duda de que posee la capacidad de impactar en el corazón de la principal potencia del mundo.
¿Acaso se ha olvidado la crueldad como fue asesinado el líder libio Muamar el Gadafi así como también el propio presidente de Irak, Sadam Husein?
Seguir Dialogando
El diálogo directo entre la Casa Blanca y Pyongyang debe seguir y pese a que no haya sido fijada por el momento una tercera ronda de conversaciones, es conveniente para la paz mundial que ello se materialice en el futuro cercano.
El segundo encuentro entiendo que más bien se trató de una nueva experiencia para la diplomacia estadounidense que confió en que esta vez, el líder de la República Popular Democrática de Corea del Norte, suscribiría un acuerdo definitivo para la desnuclearización de la zona.
Trump probablemente fue excesivo hacia los elogios a Kim, a quien llegó a definir como “mi gran amigo”, en contrastes con las duras expresiones utilizadas contra éste desde que asumió el poder el 20 de enero del 2017, convirtiéndose en el cuadragésimo quinto mandatario estadounidense.
La prensa de EE.UU. ha llegado a comentar que se ha producido algún nivel de “química” entre Trump y Kim en el proceso de conversaciones que iniciaron en Singapur, aquél recordado 12 de junio de 2018.
Los apretones de manos, fotografías, abrazos, sonrisas, chistes, brindis de copas de vino y champaña así como la degustación de platos exóticos pueden reducir las tensiones en la mesa del diálogo, aunque no solucione la raíz del problema.
¿Resultados concretos? Parecería que hay que esperar una tercera cumbre para apreciar resultados específicos, entienden analistas de la diplomacia internacional.
El propio Trump ha reconocido que hay que seguir conversando y negó que la segunda cumbre haya terminado de manera abrupta.
Sentido del Humor
Refiriéndose a su colega Kim dijo que es “un verdadero personaje” y que frecuentemente hace gala del buen sentido del humor.
Las imágenes visuales proyectan a un líder parsimonioso que ríe frecuentemente, pero con reacciones impredecibles. Como todo oriental tiene la paciencia de job, evidenciando inteligencia y capacidad para sacar de sus casillas al contrario.
Kim Jong-un cuando viaja al exterior prefiere hacerlo en tren en vez de avión, aunque tenga que recorrer más de tres mil kilómetros en alrededor de 60 horas para conectar entre Pyongyang, capital de Corea del Norte y Hanói, la capital de Vietnam.
Se trata de un tren blindado con servicios de alimentos, dormitorios y oficinas con sistema de Internet que el joven Kim utiliza frecuentemente.
Cuando asistió a la primera cumbre en Singapur lo hizo a bordo de un Boeing 747 de “Air China”, una clara señal de los tradicionales y afectivos vínculos entre los norcoreanos y la potencia asiática.
El presidente de la República Popular de China, Xi Jinping, está al tanto y ha promovido las dos reuniones entre el líder norcoreano y el mandatario estadounidense a quienes insta seguir conversando para tratar de lograr un acuerdo definitivo.
El punto central de la discordia sigue siendo la desnuclearización total de los norcoreanos, pero Kim quiere previamente el levantamiento de todas las sanciones impuestas por Occidente a su país.
Manzana de la Discordia
Informes de organismos de inteligencia de Estados Unidos sostienen que en Corea del Norte hay varios sistemas nucleares esparcidos en zonas estratégicas, lo que revela que se trata de una situación que no puede ser abordada y definida en tan solo dos platicas.
En consecuencia, habrá que seguir en la mesa de las deliberaciones para ver si finalmente ambas partes arriban a conclusiones concretas.
El presidente Trump dijo a la cadena Fox News que todavía Corea del Norte”no está lista” para renunciar a su programa nuclear.
Sin embargo, cree que Kim quiere llegar a un acuerdo, pero ha señalado que “este no era el momento”.
Lógicamente se ha logrado separar el muro de contención que alejaba a Trump y Kim, quienes a juzgar por el tono y contenido de sus ataques meses atrás parecería que se odiaban y buscaban autodestruirse.
El poder mediático occidental ha reseñado las reuniones con menos adjetivos de descalificación hacia la figura de Kim, quien ahora es mostrado proyectando un rostro alegre, sobrio pero con menos agresividad que antes.
Incluso en Vietnam, el líder norcoreano respondió una pregunta de un reportero sobre si realmente tiene intensión de auspiciar la desnuclearización de su país.
Respondió firmemente expresando que:”Si no tuviera voluntad de hacerlo, no estaría ahora aquí”.
El planteamiento fue interpretado por su homólogo estadounidense de la siguiente manera: “Probablemente la mejor respuesta que hayan oídos jamás”.
¿Se impondrá la Cordura?
Muy atinada es la decisión de los gobiernos de Estados Unidos y Corea del Sur de suspender sus ejercicios militares conjuntos en la frontera con Corea del Norte, abriendo un nuevo espacio a la distensión hacia la superación definitiva del conflicto en la región, que lleva más de 60 años.
Es de esperarse que los próximos pasos sean el levantamiento de las sanciones económicas a los norcoreanos y por consiguiente, el giro hacia su desnuclearización progresiva.
Mientras tanto, en los principales carnavales del mundo que se vienen celebrando en esta temporada la sátira política ha estado presente con los rostros de Trump y Kim.
La civilidad, diplomacia y prudencia sobre lo que implica el actual escenario de la geopolítica mundial parece haber llevado a Trump y Kim hacia la ruta de la cara a cara y optar por una salida negociada antes que una terrible y temible guerra nuclear que en apenas segundos pulverizaría al planeta.
Si ello ocurre así, entonces la tercera cumbre que no tiene fecha ni lugar elegido todavía, sería simplemente para rubricar un acuerdo definitivo. ¿Se logrará?
Artículo de Manuel Díaz Aponte