El bloqueo económico que durante más de 60 años le ha impuesto Estados Unidos a Cuba le ha costado alrededor de 140 mil millones de dólares con los cuales ese país habría alcanzado un nivel de desarrollo incalculable convirtiéndose en un verdadero ejemplo socialista para el resto del mundo.
¿Puede alguien imaginarse lo que pudieron haber logrado los cubanos en educación, salud, seguridad social, viviendas, puentes, carreteras, cultura, producción agropecuaria, hospitales, escuelas, universidades, avances científicos y tecnológicos con 140 mil millones de dólares? ¡Cuba estaría hoy al nivel de Singapur, Corea del Sur, Taiwán o Finlandia!
El bloqueo económico, rechazado por la mayoría de los países que integran las Naciones Unidas desde 1992, menos Estados Unidos y su quinta columna Israel, es una muestra del poder universal de esa potencia. Sólo en el último año, gracias a Donald Trump que recrudeció el bloqueo, la isla ha perdido cerca de cuatro mil 400 millones de dólares.
Es una acción criminal que condena a un pueblo a padecer toda clase de necesidades. Sin embargo el pueblo cubano durante esos 60 años, con dignidad y coraje, se ha mantenido firme, categórico, insobornable, en la defensa de su revolución y su derecho a la autodeterminación.
Si Cuba es un ejemplo universal en materia de Salud, Educación, Cultura, Deporte, Seguridad, con un bloqueo que le ha costado tanto, sólo por dignidad y orgullo patrio, ¿qué no habría hecho –repito- con 140 mil millones de dólares?
El canciller de Venezuela, Jorge Arreaza, asegura que el bloqueo impuesto por Estados Unidos a su país le ha costado más de 35 mil millones de dólares, lo que explica la falta de medicamentos y alimentos para el pueblo. Es una manera de ahogar al gobierno, de restringir sus posibilidades de salir de la crisis política creada por sus agresores.
Venezuela posee –ahí está el problema- la mayor reserva petrolera del mundo en momentos en que se extingue. Ese país no necesita “ayuda humanitaria”, lo que necesita es paz, es poder continuar su proceso revolucionario sin la intervención de Estados Unidos, Rusia, China o cualquier otra potencia. Venezuela lo que necesita es que el bloqueo le sea levantado para abastecerse de todo cuanto necesita.
En 1972, en su discurso ante las Naciones Unidos el presidente de Chile, Salvador Allende, denunció el bloqueo económico y financiero impuesto por Estados Unidos por haber recuperado las riquezas renovables y no renovables de su país, un hecho que calificó de monstruoso y atentatorio a la independencia y autodeterminación de los pueblos. El bloqueo terminó con un golpe de Estado, el Palacio de la Moneda destruido y el presidente asesinado.
Corea del Norte, tras la guerra en 1950, sufrió las consecuencias del bloqueo económico. Sobrevivió gracias al respaldo de Rusia, China, Vietnam, Afganistán y otros países socialistas del momento. El bloqueo se mantiene a un costo muy elevado impidiendo el desarrollo, aunque actualmente Estados Unidos se ha visto obligado a negociar un acuerdo de paz sobre la base de terminar con las restricciones.
Muchos otros países sufren las consecuencias de las restricciones financieras que impone el gobierno estadounidense dado su poderío económico, político y militar, en su papel de gendarme del mundo.
El bloqueo económico es una intervención; es frenar el crecimiento, detener los avances y progresos de un pueblo, es condenarlo a la pobreza, al subdesarrollo, es destruirlo lentamente hasta que sucumba por cansancio o por temor.
La historia dice que después de la intervención económica, para crear una crisis política y social, viene la intervención militar dejando ciudades enteras destruidas, matando a miles de civiles y militares que llega acompañado del robo y el saqueo de sus riquezas, las violaciones a los más elementales derechos humanos.
Al final quedan los escombros, la sangre, el llanto, el luto y la desolación.
Es la historia de los Imperios por más de tres mil años.