Miriam tampoco.
Ella es la dignidad como persona, madre, mujer, profesional, jueza…
Siempre lo ha sido.
Se equivocaron de blanco el canalla, su jefe supremo y toda la comparsa mafiosa que la agredió: su supina perversidad grupal no puede, no alcanza, ni ha logrado, ofender o dañar la dignidad Miriam.
La prepotencia hubo de juzgarle una tratada.
Porque una dignidad de ese calibre es invulnerable a esos proyectiles podridos, más cuando el ataque proviene de la Cueva de Alí Baba, del propio Alí y sus mandaderos, a la que ahora se suma la abyecta complicidad de la Fiscal del Distrito Nacional y de un pérfido juececillo con la formulación de acusaciones falaces .
· Miriam vale por ella misma.
Procede agregar que cada quien vale por sí mismo, no por sus afectos, amistades, relaciones familiares o vínculos humanos.
Miriam vale por ella misma… hasta hechos y pruebas contrarias a lo que ha sido toda su vida.
Es de la estirpe de Orlando Martínez, por eso lo valoró tanto y lo lleva en su corazón.
Por eso lleva el nombre Orlando su único hijo varón, a quien ama y cuida en su minusvalidez, sin desmedro del cariño profesado siempre a sus niñas ya adultas.
Lulú y yo somos de los que estamos seguros de que Miriam es de la que habrá terminar así. No hay riegos en identificarse con su trayectoria, ni posibilidad de flaquezas de su parte frente a una represalia oficial de corte mafioso y brutal intensidad.
Ella, claro está, tiene derecho a la amistad y al afecto hacia personas que incluso pueden representas lo contrario a su trayectoria y dignidad. Tales sentimientos -incluido el cariño- no siempre son armónicos a los principios políticos y ético morales que se sustentan.
La esfera emocional no tiene moldes ni recetas.
También en esa delicada esfera “nada humano” debe sernos ajeno y sus expresiones merecen ser tratadas con respeto y prudencia, si no dañan a terceros y no devela perversidades y/o complicidades delictivas.
De ahí que lo más grave de esa canallada del Procurador de marra sea equiparar unos simples vínculos amistosos (previamente aclarados) a un delito mayor; y, además, reciclarlo en dos panfletos anónimos y mezclarlos con un invento que procuraba convertir el tierno esfuerzo de Miriam por preservar la manutención y seguridad de vida de su Orlandito, en una supuesta asociación malvada.
Es para indignarse con la mordida del perro.
Pero no nos quedemos ahí.
Marchémosle a la orden del amo y al mismo amo, que es experto en imitar a la gata de María Ramos.
Ese Procurador de la República -designado para proteger la delincuencia de Estado y garantizar la impunidad de un poder mafioso del que forma parte- no cayó del cielo ni salió del aire: tiene un amo que lo designó y una institucionalidad al servicio de la corrupción y la protección de los corruptos.
Igual lo concerniente a la Fiscal y el juececillo evidentemente confabulados con el plan.
No me opongo a que se exija la destitución del instrumento de la canallada.
Pero es necesario calar más profundo y proponernos hacerle la vida imposible a todos los delincuentes de Estado, a sus protectores y a sus socios privatizado; repudiándolos donde sea, donde se encuentren, donde visiten, donde se metan, aquí y en el exterior.
Y más aun, hay que movilizarse para destituir al amo y su pandilla, para ponerle fin a este sistema podrido, para sustituir y reconstituir las instituciones, para desmontar esta dominación y transformar esta sociedad.
El desagravio colectivo a Miriam ya está en marcha. Este pueblo no tiene nada de tonto ni de pendejo, menos después de su formidable indignación verde. Lo acumulado en dignidad popular rebrota. No hay lugar para pesimismo ni desesperanza. La siembra siempre habrá de dar frutos.
Gracias, Miriam, por tu decoro.
Gracias de mi parte, de Lulú, de nuestros hijos e hijas y nuestra nietada.
De la izquierda y la digna subversión comunista en que milito.
Del pueblo entero.
Te queremos mucho.