Se discute sobre ¿si la justicia es una institución o es un valor? Desde el primer supuesto, se entiende que el ciudadano de una República debe respetar la institución de la justicia porque esta es la encargada de aplicar la ley o se cumple porque es justa, por ejemplo, ante tal disyuntiva Sócrates dijo y puso en práctica, el que prefería ser víctima antes que violador de la ley.
Esto es: para Sócrates la justicia era una institución y un valor a la vez, por tanto, bajo ningún supuesto podía la justicia ser transgredida, humillada, atenazada. Algo parecido ha ocurrido en el caso Mirian German con la diferencia de que Mirian es una institución que representa la dignidad de la justicia y, a la vez, es el valor más preciado con que cuenta la justicia dominicana, por tanto, se ha herido a un símbolo, al capital simbólico de la justicia, al icono. De ahí la gravedad del hecho.
En el régimen democrático y, particularmente, en el Estado Social y Democrático de Derecho que nos rige, la justicia es no solo una institución sino el más preciado valor de la democracia.
En la actualidad, el símbolo femenino de más vieja data, lo es sin duda la Magistrada Mirian German, no porque haya recibido título nobilísimo alguno, no porque pertenezca a la bancada de un partido político mayoritario o a uno minoritario sino porque sus cuatro décadas de empleada de la judicatura presentan una hoja limpia donde solo un dictador ilustrado como Joaquín Balaguer había osado poner en tela de juicio su estatura moral, pero lo hizo con tal respeto, con tal elegancia, que toda la opinión pública supo en el acto que la majestad de la justicia en la persona de la magistrada Mirian German, había ganado la partida y así lo reconoció el propio Balaguer.
Entonces ¿cómo ha sido posible que una prístina figura como el Magistrado de pie Jean Alan Rodríguez, haya tenido la cachaza y la cara dura para enrostrar inusitados denuestos a dicha magistrada, en momentos en que ejerce la función no de acusador público sino de consejero del Consejo Nacional de la Magistratura (CNM)? Es obvio que Jean Alan no ha manejado los tiempos, ni el espacio, ni el texto ni el contexto.
Hasta el cumplimiento de tan irracional encargo, el Magistrado Rodríguez, tenía un comportamiento que lo hace merecedor de crédito público, luego del paso por la Procuraduría de Virgilio Bello Rosa, era la figura más prestigiosa del puesto que ocupa, pero luego de la andanada de acusaciones inmerecidas a Mirian German, acaba de convertirse en una persona cuyo único destino es el de renunciar a la posición que ostenta, o esperar con la cabeza hacia abajo su destitución porque actuó como un resentido que quiso aprovechar la ocasión para hacer emerger de su interior sus más bajos instintos para descargarlos sobre el símbolo de la justicia. O, peor aún, actuó por encargo. Esta segunda posibilidad aterra, pues la pregunta que se impone en tal supuesto sería ¿por encargo de quién?
No puede afirmarse que sería por encargo del Jefe de Estado porque Danilo Medina es un político ducho y un caballero que nunca consentiría un desatino de esa naturaleza, por eso algunos especulan que muy bien podría ser por encargo de su entorno. Más todavía, existen quienes especulan que si fue un encargo vino de sectores oscuros, lo cual supondría que Jean Alan, se extravió sobre quien es su Jefe y del respeto que le debe a la sociedad. Es decir, no hay justificación en su actuación, resulta pues culpable y su culpa es inexcusable.
El CNM está para evaluar no para denostar. Por tanto, se ha violado el Reglamento de dicho órgano.
Ahora lo que se espera es una renuncia pura y simple del infractor o su destitución del puesto. En tal escenario cabe preguntar si ello sería suficiente para resarcir a la sociedad, a la justicia y al propio CNM? Entendemos que la renuncia podría rescatar la dignidad de la justicia y la personalidad de Jean Alan, en cambio, su destitución sería resarcitoria para la justicia pero afectaría la figura del Procurador, pues en tal supuesto, no habría auto reflexión. DLH-10-3-2019