Parecería que la problemática de Venezuela tiende a empeorar aún más, ahora con la participación directa de Estados Unidos y Rusia, que podría generar una eventual confrontación de impredecibles consecuencias.
El tono verbal sigue encendido después que el presidente Donald Trump ha pedido a Rusia salirse de Caracas en alusión a los militares que llegaron en varios aviones al país suramericano el pasado domingo.
El Departamento de Estado de EE.UU. advirtió que no se quedará de “brazos cruzados mientras Rusia exacerba las tensiones en Venezuela”.
Trump y el vicepresidente Mike Pence se reunieron en la Casa Blanca con Fabiana Rosales, esposa del presidente encargado y jefe de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó.
Las aeronaves rusas aterrizaron en el aeropuerto internacional de Maiquetia, en Caracas, y según medios venezolanos se estima que abordo había unos cien militares.
El gobierno del presidente Vladimir Putin ha defendido la legalidad de su cooperación militar con el régimen de Nicolás Maduro, al que Estados Unidos y otros cincuenta países consideran ilegitimo.
La salida diplomática debe imponerse por encima de una confrontación para dirimir la delicada situación venezolana.
Sin embargo, las luchas de intereses en los esquemas de dominación política global son complejas e impredecibles.
Quién subestima la capacidad armamentista de Estados Unidos y Rusia, dos superpesados con suficientes fuerza y tecnología militar para pulverizar el mundo en segundos.
Pleito de Superpesados
Precisamente, ambas naciones tuvieron al borde de una guerra nuclear hace ya 57 años cuando la llamada “crisis de los misiles”, en Cuba.
El presidente estadounidense era John F. Kennedy y el líder soviético, Nikita Jruschov, en tanto que el entonces joven Fidel Castro Ruz, era el comandante de la revolución cubana, que había triunfado en 1959 al derrotar a la dictadura de Fulgencio Batista.
Hay serias inquietudes entre la comunidad mundial ante la posibilidad del resurgimiento de una coyuntura que conduzca hacia una nueva guerra fría, protagonizada por las dos potencias con mayores capacidades armamentistas. Estados Unidos y Rusia se ven las caras ahora ante la crisis política que vive la República Bolivariana de Venezuela.
El Continente Americano podría ser nuevamente el punto de partida de un conflicto con posibilidades de ir más allá de nuestras costas, como casi ocurre en 1960, tras la crisis de los misiles en Cuba.
¿Qué buscan esos aviones militares rusos en la tierra del libertador Simón Bolívar? La reacción de Washington y Colombia ha sido contundente rechazando la presencia de los bombarderos rusos en Caracas.
El Grupo de Lima integrado por alrededor de quince naciones latinoamericanas también ha condenado la presencia de los militares rusos en Caracas.
“Nos preocupa, señoras y señores, que un conflicto del tiempo de la Guerra Fría esté siendo atraído a nuestro subcontinente, a nuestra vecina Venezuela”, dijo el martes el vicepresidente brasileño, Antonio Hamilton Mourao, durante un almuerzo con empresarios en Sao Paulo.
EE.UU y la Opción Militar
La comunicación telefónica del secretario de Estado Mike Pompeo con el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, no tuvo un tono amigable.
Pompeo advirtió que Washington y sus aliados "no se quedarán de brazos cruzados mientras Rusia exacerba las tensiones en Venezuela".
Habría que ver si en los próximos días el gobierno de Donald Trump adopta alguna medida similar como seria el envío de aviones de guerra a la zona limítrofe entre Colombia y Venezuela, lo que evidentemente abre una peligrosa amenaza
El propio congreso estadounidense ha dicho que “profundizará” las razones por las que el gobierno de Vladimir Putin sigue apoyando a Maduro.
Pero la Organización de Estados Americanos (OEA) fue más lejos condenando la presencia de soldados rusos en suelo venezolano.
Papa Caliente
Representa una “papa caliente” para Trump el arribo de militares rusos en estos momentos a Caracas dado sus vínculos de amistad con Putin.
No obstante, Trump ha reiterado que “todas las opciones están abiertas” para una salida a la crisis en la República Bolivariana de Venezuela.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) debe convocar a su Consejo de Seguridad para analizar profundamente la problemática venezolana. No debe perderse tiempo.
Finalmente, ¿qué sucederá? Solo el tiempo dirá.
Articulo de Manuel Díaz Aponte