Si bien es cierto que en las actuales coyunturas nacionales se ha creado un vacío político que hay que llenar, si bien es verdad que el pueblo está huérfano de quien lo defienda realmente, no menos cierto que todavía no se vislumbra en el ambiente el relevo de los actuales detentadores del poder. Tenemos una oposición timorata, huidiza y aclimatada a la situación. El trauma de estar casi 20 años abajo parece que la paraliza y la mediatiza. Por eso no lucha como debiera ni se compromete a ser un agente verdaderamente de cambio.
Debilitada como está como opción política, incapaz de erigirse como una alternativa viable al caos prevaleciente; la oposición cede espacio político en vez de agrandarlo y se encoje en vez de estirarse.
Los partidos opositores no han logrado encauzar la política en una dirección que haga posible establecer un rumbo definido hacia la conquista del poder. Por eso lucen tan devaluados políticamente y no son creíbles en lo que dicen porque su actuar está divorciado de sus palabras. En ese contexto, no hay agua en la piscina para que uno se tire, so pena de quebrarse los huesos, las finanzas y hasta el alma.
Eso no quiere decir que las cosas no puedan cambiar en un futuro próximo y que soplen otros vientos más esperanzadores. Mientras tanto, seguimos haciendo patria desde el trabajo social, convirtiendo a madres solteras en autogestoras de su destino, a jóvenes ninis en jóvenes capacitados para ser productivos y empoderados de su propio futuro.
Los rumores que me relacionan con altas aspiraciones políticas desde las aceras partidistas no tienen asidero en la realidad de estos momentos. Aunque esto no descarta que no estemos allí cuando el destino de la patria en peligro demande de nosotros una participación más activa y decisiva.
Esto significa que sería un político no construido artificialmente, sino emanado del trabajo social, desde el cariño de las comunidades, que trabajará para revertir la difícil situación que enfrenta el país. ¡Hay tanto qué hacer para beneficio del país y de los más desposeídos!
Mientras tanto, estamos aportando en la construcción del camino que repercutirá en un mejor destino, un camino desde donde visualizamos mejor la dimensión política de nuestro trabajo social. Un trabajo que implica seriedad, transparencia, compromiso y más solidaridad con aquellas personas que se hallan en situaciones de mayor riesgo y de mayor vulnerabilidad y que buscan consolidar su construcción como seres humanos útiles y autosostenibles.
Luego, cuando llegue la hora de las definiciones, asumiré la política desde una candidatura independiente, para seguir haciendo a nivel macro lo que he estado realizando a nivel micro, sin tener que esperar la cercanía de ningunas elecciones; para ampliar la cobertura de mi labor social y trocarla en bienestar general. Y eso pretendo lograrlo desde una voluntad de compartir y una decisión de compromiso.
Desde una candidatura independiente, haremos de la política una maquinaria para trabajar en favor y para las personas, los ciudadanos, siendo ser la voz del malestar social, tal como lo hemos hecho siempre.