¡Tengo una gran noticia! Atención: ayer, al transitar por la Prolongación 27 de Febrero, desde la carretera Duarte hasta el caos de Pintura, presencié un fenómeno verdaderamente extraordinario. No podía creerlo, pero era cierto: ¡Un motorista respetó todos los semáforos! Evidentemente un tipo anormal, un legalista patológico, un qué-sé-yo-cómo-calificarlo. No pude contenerme, y ya en Pintura, me detuve a su lado y bajé el vidrio: “¡Amigo, lo felicito por respetar los semáforos en rojo!”. (Al darme las gracias, me di cuenta de la razón de la ocurrencia: se trataba de un extranjero. Posiblemente sudamericano).