Mirian Germán debió saber que pagaría un precio por haber desmontado el expediente de Odebrecht cuando dijo que era insustancial, que estaba basado en presunciones y conjeturas (“quizás”, “yo creo”, “me parece”, “tal vez, “a lo mejor”, “pudo ser”, “fulano dijo”, “aseguró”) pero sin las pruebas que demuestren las acusaciones.
Participación Ciudadana, Constitucionalidad, Justicia y Transparencia, Fundación Institucionalidad y Justicia, Finjus, así como los destacados abogados Francisco –Pancho- Álvarez, Potentini, Portes, entre muchos otros coincidieron con Mirian Germán.
Radhamés Jiménez, encargado de asuntos jurídicos del PLD y miembro de su Comité Político, ex Procurador General de la República, por demás, dijo estar de acuerdo el expediente de “muy flojo”. “Yo veo que la magistrada Germán tiene mucha razón”, expresó.
“El voto de la magistrada Germán es un voto disidente responsable, autorizado, valiente, sin desperdicios y jurídicamente incuestionable por ser apegado a nuestra Constitución y leyes. Su actuación debe ser tomada como modelo por todos los jueces a nivel nacional. La magistrada ha mostrado su gran capacidad, valor e independencia”, dijo otro de los juristas consultados por la prensa.
Ella sabía en lo que se metía cuando afirmó que el juez Ortega Polanco no era imparcial. Y pagó un precio muy alto por su “afrenta” al poder omnímodo de Danilo Medina tanto en la Justicia como en el Congreso. (Por eso está en su casa donde no podrá emitir más votos disidentes que entorpezcan la corrupción, la impunidad y la reelección).
Todos sabemos que el expediente es una farsa, que nos están tomando el pelo, que no se trata de hacer justicia, sino de impedir que se haga. El juez no podrá, apegado al ordenamiento jurídico, enviar a juicio de fondo a los imputados porque el Ministerio Público no logró, a pesar de disponer de mucho tiempo, reunir los elementos probatorios que ameriten condenas.
(No defiendo a nadie en particular. Pienso que entre los acusados hay inocentes y culpables. Pero que faltan otros más influentes, más importantes, como el presidente del Senado, Reinaldo Pared Pérez (Pechito) y el presidente de la República, Danilo Medina, Joao Santana, entre muchos otros).
Los pendejos de este país, incluyendo a los de oposición, sabemos que en el expediente no están todos los que deben estar, que algunos no salieron del lodo sin enlodarse, fue que los sacaron del lodo y después lo bañaron con desinfectante antibacterial para limpiarlos políticamente.
Nadie es tan tonto para creer que sólo un legislador está involucrado en los sobornos que admitió Odebrecht haber entregado a funcionarios y legisladores dominicanos. ¡Imposible! Los 92 millones de dólares no los recibió un senador; ahí cogió lo suyo una buena parte de los senadores y diputados del PLD y dos o tres de la oposición, incluyendo a los jefes de ambas cámaras, para la aprobación de los contratos, muchas veces sin leer. También recibieron sobornos algunos ministros que tampoco están entre los imputados.
El caso Odebrecht no terminará con la salida de Danilo Medina del poder. No antes. Un cambio de gobierno es lo único que permitirá –dependiendo de quién sea el mandatario de turno- que se haga justicia, que los verdaderos responsables de los sobornos terminen presos en el 15 de Azua.
La razón principal por la que Danilo está obligado a buscar la reelección es por miedo a verse en los tribunales como ha sucedido en otros países donde más de un presidente ha terminado en la cárcel o destituido para ser enjuiciado; donde funcionarios y políticos de alto nivel han sido investigados y apresados por corrupción.
Si hay cambio de gobierno hay cambios en la justicia. Si hay cambio de gobierno, muchos de los que han sido sacados del lodo terminaran enlodados, con un “bajo” a perro muerto insoportable.
¡La reelección es impunidad para los corruptos!