La justicia dominicana adolece de grandes fallas. Están en la palestra hechos recientes, y no tan recientes. Individuos que han sido agarrados “con la mano en la masa” se las ingenian con tal de no coger cárcel, o de durar detenidos lo menos posible, y una vez en la calle han vuelto a cometer crímenes y atracos.
En torno a esto, la más reciente queja procede nada menos que del director de la Policía, general Ney Aldrin Bautista Almonte, cuyas declaraciones hicieron resonancia en distintos medios. Y que conste, en otros tiempos la Policía ha sido blanco de duros ataques por manejo de casos.
En un reciente encuentro con la prensa, el oficial superior soltó esta prenda: “Por un caso que deberían de estar 20 años presos, lo cometen la misma gente una y otra vez. Personas que nosotros (la Policía) hemos apresado en varias ocasiones, siguen en las calles haciendo lo mismo”.
Sin duda, hay jueces que exhiben comportamientos extraños, no cónsonos con lo que debe ser la sana administración de justicia. Eso es así, por más que se diga en cuanto a la honorabilidad que exhiben los magistrados del sistema de justicia en República Dominicana.
En su queja ante los medios informativos, Bautista Almonte puso de ejemplo algunos casos de delincuentes que son apresados por la Policía, en más de una ocasión, pero que posteriormente se entera que esas personas son liberadas y vuelven a las calles a hacer lo mismo.
Una crítica que se da entre jueces. Que no siempre el Ministerio Público elabora los expedientes con pruebas suficientes y fehacientes en torno a la fase de investigación.
Nunca estará demás que las instancias judiciales estén en la mira de la sociedad civil en procura de tener jueces más competentes, que no solo exhiban reciedumbre moral, sino que ello quede demostrado en su accionar de vida y de servicio.
A lo largo y ancho de toda la geografía nacional son muchas las tentaciones que se presentan en la cotidianidad del sistema de justicia. Y por ello se hace necesario que todos los sectores vinculados a conseguir un mejor país den un paso al frente. Los jueces corruptos hay que erradicarlos de la sana administración de justicia.
Nunca debemos olvidar que en las calles de República Dominicana la ciudadanía se desenvuelve en medio de situaciones en que la delincuencia siempre está al acecho.