Por Sebastián Stranieri, CEO de VU. Sentirse juzgado, menospreciado y aislado en el trabajo tiene un nombre: mobbing. Es un término con raíces darwinianas que refiere a cómo un grupo de animales actúa en conjunto para atacar a un depredador, se usó para describir el aislamiento en el ámbito laboral por primera vez en la década de 1980.
Hoy en día, conocemos como mobbing al acoso moral en el trabajo. Es decir, una situación en la que un trabajador o grupo de trabajadores realiza una serie de acciones violentas psicológicas que, por su repetición, atenta contra la dignidad o la integridad física o psíquica de una persona.
Según la Dirección General de Justicia, Registros y Mediación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el mobbing tiene como objeto “intimidar y reducir emocional e intelectualmente a la víctima”, lo que a largo plazo genera el abandono voluntario del trabajo. Las víctimas son aisladas, humilladas y amenazadas por el acosador y sus seguidores, y no son capaces de solucionar esta situación. Esta realidad cada vez más estudiada afecta a hombres y mujeres por igual y no discrimina por jerarquías: los acosadores pueden ser compañeros de trabajo, pero también superiores o subordinados, en cualquier tipo de empresa.
Dada que la aparición de este ataque puede ser en cualquier momento y se manifiesta de distintas formas según las circunstancias, es común que este fenómeno sea camuflado o interpretado como algo normal dentro del ámbito laboral.
Los tipos de mobbing pueden clasificarse según la posición jerárquica de las personas involucradas o bien, según el objetivo que tenga el hostigador.
o Mobbing según la jerarquía. Si el acosador y la víctima se encuentran en el mismo rango jerárquico, se denomina mobbing horizontal. Si el acosador está en un nivel superior o inferior a la víctima, viceversa, se conoce como mobbing vertical que, a su vez, puede ser ascendente o descendente. El último caso también se conoce como bossing.
o Mobbing según objetivos.
o Estratégico. Tipo de acoso descendente o institucional, se caracteriza porque el mobbing forma parte de la estrategia de la empresa, con el objetivo de que el acosado rescinda su contrato de manera voluntaria y de esta forma, evitar pagar la indemnización correspondiente.
o De dirección o gestión. Llevado a cabo por la dirección de la organización, ya sea para maximizar la productividad de la empresa a través del miedo con constantes amenazas de despido, o para prescindir un trabajador poco sumiso.
o Perverso. Este tipo de mobbing suele ser el más perjudicial, dado que al llevarse a cabo sin testigos, no puede solucionarse con la implementación de otras dinámicas de trabajo mientras el acosador permanezca en la organización o sea reeducado.
o Disciplinario. Usado para infundir miedo en las víctimas, este tipo de acoso laboral se utiliza para hacer entender al individuo que debe “ajustarse al molde”. Asimismo, es una forma de advertencia de lo que podría pasarles a los demás compañeros si actúan así, lo cual genera un clima en el que nadie se atreve a cuestionar o contradecir al superior.
¿Cómo se identifica al mobbing?
Para saber si un trabajador sufre algún tipo de acoso moral en el trabajo, hay varios indicadores que se pueden tener en cuenta:
· Dificultades en la comunicación. Se limita la comunicación del trabajador cuando el jefe o acosador impiden que tenga toda la información que debería tener, lo interrumpen cuando habla o bien, se lo injuria en voz alta. Como resultado, se termina rechazando por completo el contacto con la víctima, haciendo como si no existiera.
· Aislamiento social. Compañeros, superiores o subordinados evitan que la víctima mantenga contacto social no hablando con ella o evitando que pueda relacionarse con otros.
· Desprestigio. El agresor busca desacreditar la reputación laboral o personal de la víctima inventando rumores o enfermedades de la víctima, pero también haciendo que se le asignen tareas inútiles o absurdas, inferiores a sus competencias profesionales o, por el contrario, quehaceres que excedan sus conocimientos.
· Salud física o psíquica. Se obliga a la víctima a realizar trabajos peligrosos o que resulten nocivos para la salud. En una situación extrema, esto puede llegar a amenazas y agresiones físicas e incluso ataques sexuales.
Las consecuencias del maltrato pueden llegar a varios ámbitos, empezando por el aspecto psicológico de la víctima. El principal síntoma es la ansiedad, que puede evolucionar y causar sentimientos de fracaso, frustración, apatía y baja autoestima. De ser una acción prolongada en el tiempo, la víctima puede tener depresión y llevar la ansiedad a otros aspectos de su vida, generalmente expresada como desmotivación y agresividad.
Sin embargo, hay cosas que se pueden hacer para evitarlo o detener el acoso lo antes posible. Aquellos que son víctimas de mobbing, además de documentar todas las agresiones recibidas, debe disminuir el poder del acosador comunicándolo a compañeros, superiores, familiares, etc. Al mismo tiempo, es muy importante buscar ayuda tanto en un entorno personal como profesional. Sin embargo, conocer la problemática, identificar sus síntomas y saber qué hacer ante esta situación es quizá lo más importante que podemos hacer como trabajadores, de todas las edades y en todos los ámbitos.
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