Luis Columna Solano/ Politólogo. Veo con preocupación el rumbo que los partidos políticos están conduciendo sus estrategias electorales, a través del dominio de la opinión pública, dado que el mercado electoral dominicano debe analizarse desde la objetividad, todo lo contrario a lo que estamos viendo recientemente en los medios.
Ahora las firmas encuestadoras, comentaristas, politólogos y connotados juristas, han sido fichados por los partidos políticos para adornar la realidad y crear en la mente del elector, un falso reflejo de la misma.
Esa mala práctica ha conseguido que ex ministros del gobierno y destacados y altos dirigentes politicos como: Amarante Baret, Francisco Domínguez y Brito, Andrés Navarro, quienes abandonaron sus cargos por prudencia política para encabezar sendos proyectos presidenciales, hoy estén olvidados por no decir exterminados del mapa y del debate político en los medios de comunicación y redes sociales y así como el también ex ministro Juan Temistocles Montas y el presidente del Senado Reinaldo Pared Pérez.
Ahora solo se habla de la reelección de Danilo, de Leonel y de la Constitución. Da la sensación de que no hay oposición política como alternativa de poder y no es así, cuando en realidad, si los problemas internos del Partido de la Liberación Dominicana continúan o se agudizan, en República Dominicana habría amplias posibilidades de un cambio político.
La semana pasada una experta politóloga se apartó de la necesaria imparcialidad en el análisis político para decir que el empuje de un sector del oficialismo en las encuestas, era el resultado de que el elector, no ha encontrado una opción confiable, cuando en realidad, ella y todos sabemos que en República Dominicana los presidentes que se abocan a concluir su periodo constitucional y no se presentan a la reelección, siempre terminan con un alto porcentaje de aceptación popular.
Así vimos a un entonces presidente de la República, Leonel Fernández, salir dos veces del poder (2000 y 2012) con una aceptación popular sobre un 71%. De igual manera, observamos que, en décadas pasadas, los también ex presidentes Antonio Guzmán Fernández, Jacobo Mujluta y Salvador Jorge Blanco (1978-1982, 1982-1982 y 1982-1986), respectivamente, salieron del poder con amplia aceptación mediática, a pesar de que el primero se quitó la vida a un mes y medio de traspasarle el poder al tercero; todos del mismo partido. Sin embargo, no pasó lo mismo con los ex presidentes Joaquín Balaguer (1966-1978) e Hipólito Mejía (2000-2004), porque perdieron las elecciones en busca de su reelección.
Lo que hace falta para que nuestro sistema político se fortalezca, es que entre todos, principalmente el liderazgo político y los que hacemos opinión pública, respetemos las reglas del juego democrático, abandonando la manipulación de la información. Los partidos deben saber que este electorado es distinto al de generaciones anteriores, donde una inmensa mayoría era gente con escasos conocimientos y nuestras instituciones eran más débiles; ahora estamos en la era de la información, la tecnología y el conocimiento, haciendo casi imposible el delito de opinión pública.