La Tierra no flota en el espacio, se mueve sin cesar. El Sol, lo mismo que la Luna y los planetas, se hallan siempre en continuo movimiento.
Escuché en la radio una publicidad de un producto lácteo donde una niña acorrala a su madre con preguntas inocentes que ameritan respuestas sabias, inmediatas y precisas.
“¿Por qué la Luna no se cae?”, preguntaba la niña. Obvio, la madre no pudo responder. Para salir del apuro, llevó la conversación con su hija hacia otro tema.
Como esa progenitora, millones de personas tampoco tendrían respuestas concretas a esas interrogantes. Me incluyo en esa lista, pues siempre me había inquietado saber, ¿por qué los océanos no desbordan del globo terráqueo y qué lo impide?
¿Qué sostiene a la tierra flotando en el espacio? Investigué un poco en la biblioteca virtual y encontré detalles que aclaran esas preguntas.
La Tierra no flota en el espacio, se mueve sin cesar. El Sol, lo mismo que la Luna y los planetas, se hallan siempre en continuo movimiento. La creencia antigua era que las estrellas permanecían fijas, y por eso se les daba el nombre de estrellas fijas, para diferenciarlas de los planetas. Pero se ha comprobado que las estrellas se mueven también.
En ninguna parte existe algo que esté en reposo, nada flota en el espacio.
Dice la publicación virtual Lecturas de Escolar.com que “la verdadera idea que deberíamos tener de la Tierra en el espacio no es la de una esfera que flota, sino la de un cuerpo que gira en torno del Sol, y que, si se detuviera de pronto, se precipitaría sobre este astro con velocidad vertiginosa y, en pocos instantes, desaparecería para siempre, absorbido por su masa. También deberíamos recordar el hecho de que el Sol, la Tierra y todos los demás astros que forman el sistema solar, así los grandes como los pequeños, se desplazan a través del espacio con una velocidad de varios kilómetros por segundo, sin que nadie pueda decir de dónde vienen ni a dónde van. Se trata de un verdadero enigma que, pese a los esfuerzos de los científicos, no ha sido aún desentrañado”.
El físico y matemático inglés Isaac Newton, por igual, se hacía la misma pregunta. En la revista Selecciones Reader’s Digest encontré la siguiente versión: “Una tarde de 1665, sentado en el huerto de la casa de su madre, Newton vio caer una manzana de un árbol y comenzó a cavilar que, si la manzana caía porque no tenía ningún apoyo, ¿por qué no se caía también la Luna, que tampoco contaba con soporte ninguno?
“Lo que impedía que la Luna cayera sobre la Tierra era su movimiento, que contrarrestaba la fuerza de la gravedad y la mantenía en órbita. Esa misma conjunción de fuerzas mantenía a la Tierra y a los planetas girando permanentemente en sus órbitas alrededor del Sol.
“La Tierra atraía a la Luna, sí, pero con menor fuerza que a una manzana, porque la Luna estaba más lejos. Newton decidió comparar la caída de una piedra (o una manzana) sobre la superficie terrestre con el movimiento de la Luna, y de la comparación de las fuerzas astronómicas que actúan sobre la Luna con las fuerzas terrestres que actúan sobre los objetos de la vida cotidiana, dedujo la ley general de la gravedad”. Termina la cita.
Newton, fallecido a los 84 años, elaboró la ley de la gravitación universal, según la cual todo cuerpo atrae a otro con una fuerza directamente proporcional a sus masas e inversamente proporcional al cuadrado de la distancia que los separa.
Significa que, si la distancia de la Tierra a la Luna se redujera a la mitad, la fuerza de la gravedad aumentaría cuatro veces entre ambas.
A partir de sus investigaciones, Newton formuló las tres famosas leyes básicas del movimiento, las cuales conocí cuando estudiaba la asignatura Física en el bachillerato y en los primeros años en la Universidad.
- La primera dice que “todo cuerpo continúa en su estado de reposo o de movimiento a no ser que se le aplique una fuerza”. La segunda consigna que “la fuerza es igual a la masa del cuerpo multiplicada por la aceleración que produce en él”. La tercera ley explica que “si un cuerpo ejerce una fuerza sobre otro, éste ejercerá una fuerza igual y opuesta sobre el primero”. Incluso, descubrió que la luz blanca está compuesta por el conjunto de todos los colores.
Para probar sus teorías, inventó una forma avanzada de cálculo matemático integral que aún se usa hoy día. Mantuvo en secreto la mayoría de sus experimentos y publicó sus resultados con más de 20 años de retraso en su obra “Principios matemáticos de la filosofía natural”, el 5 de julio de1687.
Este genio de la ciencia, que siempre fue un introvertido, escribió con humildad el siguiente mensaje: “No sé cómo puedo ser visto por el mundo, pero en mi opinión, me he comportado como un niño que juega al borde del mar, y que se divierte buscando de cuando en cuando una piedra más pulida y una concha más bonita de lo normal, mientras que el gran océano de la verdad se exponía ante mí completamente desconocido”.