Las autoridades dominicanas, todas, se han acostumbrado a poner los potenciales votos de la población por encima de las necesidades de toda la sociedad.
Han llegado a la conclusión de que es preferible “dejar hacer” aunque esta acción nos lleve al caos, al riesgo de perder algunos sufragantes.
De ahí que vemos a los “humildes padres de familia” Ahora hasta extranjeros, arrabalizando aceras, áreas verdes, pasos peatonales, mercados, etc. Ante la impasible mirada de los encargados de poner orden.
El tema de “los sufridos obreros del volante” es apoteósico. El mayúsculo desorden que hay en el sistema de transporte público en nuestro país, es el mayor reflejo de la irresponsabilidad de las autoridades encargadas de este sector.
Suspendieron, por presión de los sindicatos de transporte, la llamada “revista” que no era otra cosa que la inspección mecánica de todos los vehículos de motor que circulen en la República Dominicana, para certificar que estaban en condiciones aptas para ser operados con seguridad.
Las consecuencias no se hicieron esperar. Hoy somos el hazmerreir del hemisferio. Hemos visto en las redes, fotografías de visitantes extranjeros, “muertos de la risa” montados en las chatarras llamadas “conchos” haciendo mofas de nuestro arcaico sistema.
El desorden se ha ido generalizando. Ya hemos arribamos al punto que, un grupito de irresponsables ciudadanos, se atribuye el derecho de cerrar cualquier vía en la geografía nacional, por cualquier quítame esta paja.
Las cosas han llegado a un extremo tal, que los delincuentes no tienen miedo, ni siquiera de asaltar a un miembro de la seguridad del entorno de la familia del presidente de la república.
Este último hecho, efectuado, como es la rutina delincuencial, por dos malhechores montados en una motocicleta.
Pero, por inexplicables razones, no se atreven a legislar prohibiendo que dos personas circulen en esos artefactos.
Si es miedo a los motoconchistas, este servicio se puede hacer utilizando triciclos. Con los cuales, es casi imposible cometer un atraco.
Creemos que ha llegado el momento de recoger un poco esta democracia, cuya elasticidad solo ha servido para que la aprovechen los vividores, corruptos y delincuentes de toda laya.
Muchos, utilizando las enormes flexibilidades y recovecos de las mismas leyes de un sistema que nos ha quedado grande.
En todas las circunstancias, siempre se necesita un receso, para descansar y tomar fuerzas.
Creemos que la democracia dominicana, necesita una pequeña pausa en su trajinar. Ese intervalo debemos sustituirlo con una estricta aplicación de las leyes.
Se acaban de cumplir 58 años de la decapitación de un régimen de fuerza. Pero se da el extraño caso, en un país cuya edad promedio se sitúa en los 27 años, de tener una población que añora un régimen que no vivió.
¿A qué se debe esto? Al anhelo que tienen los dominicanos de tener orden y seguridad y la mejor referencia a estas características, por desgracia, es “la era de Trujillo” De ahí la popularidad del nietecito.
Se tejen fabulosas historias del orden en que vivíamos en esa época y se ha llegado hasta a decir, que: “usted podía acostarse a dormir en un parque, con un billete de cien pesos en la frente y nada le pasaba”
Nosotros, que vivimos esa era. No conocimos nunca y podríamos apostar a que la mayoría de la población tampoco, a alguien que haya visto un billete de cien pesos en la era del “jefe”.
De todos modos, no creemos que deberíamos llegar a esos extremos.
Presidente Danilo Medina, Haga una consulta a la población. Estamos seguros de que la mayoría cambiarían una buena parte de la plena libertad que hoy disfrutan, por un poco de orden.
No permita que los rufianes, los corruptos, los delincuentes, incluidos los llamados de “cuello blanco” le sigan empañando su hermosa obra de gobierno.
Ha llegado la hora de actuar, comenzando con el Código Procesal Penal, que solo ha servido para mantener reincidentes delincuentes, pululando en nuestras calles.
Carlos McCoy
Junio 2019