Los integrantes del Comité Político del PLD tienen una gran responsabilidad sobre sus hombros, pues sobre ellos podría caer la responsabilidad de una probable división en dicho partido.
Resulta que, desde que ese partido ascendió al poder en 1996, dicho órgano no ha hecho más que sacar ventajas de su posición y violar los métodos democráticos de gobernanza, pues todo cuanto les otorga ventajas, es bienvenido, pero sin asumir ninguna responsabilidad política o social como colectivo, se han olvidado de los métodos de trabajo del partido como de su obligación de profundizar la democracia interna y el sistema democrático en general.
A cambio de esta conducta, los presidentes peledeístas han asumido la responsabilidad de cargar con la responsabilidad política de sus ejecutorias a pesar de que el diseño de las políticas públicas incumbe también al comité político. Asumen este compromiso porque el Comité Político preocupado solo de sus ventajas, ni cuestiona, ni observa, ni sugiere, es un ente pasivo que solo se lucra. Entonces cabe preguntar ¿si esa es la conducta que ha de asumir una clase gobernante. La cual, a decir del politólogo Robert Dahl, es la clase menos numerosa, lleva acabo todas las funciones políticas, monopoliza el poder y disfruta de las ventajas que comporta el poder. A lo que habría que agregar por intermedio de sus integrantes en tanto y cuantos individuos, nunca como órgano corporativo.
Como puede verse, la definición de este gran politólogo, caracteriza el rol del Comité Político, pero en la misma se observa también una gran irresponsabilidad de parte de ese cuerpo, pues ciertamente, son el grupo menos numeroso del partido, ejercen todas las funciones políticas del partido (por tanto, son responsables de los éxitos como de los fracasos, particularmente de la violación de los métodos de trabajos del partido y de la gobernanza), pues con sus acuerdos de aposentos han conducido la organización hacia un derrotero de ambiciones desmedidas que no guardan relación con la consecución del bien común, el cual es el objeto de todo partido político. Juan Bosch reciclaba cada cuatro años ese órgano con el objeto de que no se convirtieran en clase gobernante, pero desde el poder se han petrificado, son el poder detrás del trono.
Monopolizan el poder por el poder, exclusivamente para sacar ventajas nunca para procurar convertirse en directores del desarrollo democrático. Han convertido a sus presidentes en caudillos del presupuesto nacional. Al grado de que ya lo tienen claro: solo son líderes cuando tienen en sus manos el tesoro público, no conocen capital simbólico, ni cultural, ni social.
Incluso, la mayoría de ellos son desconocidos por las bases del partido y han llegado allí sin el voto de estas. Esto es: son líderes antidemocráticos porque no se han sometido al escrutinio de la militancia por varios periodos, incluso se han burlado de las líneas trazadas por los congresos de partido.
Como puede entenderse, un modelo así, no puede sobrevivir más allá de la capacidad que tenga el sistema político como conjunto para permitir estas violaciones a las reglas democráticas. De ahí que, actualmente, el PLD este amenazado con una crisis interna producto de apetencias desmedidas, crisis que por ser el partido que gobierna, podría poner en peligro el sistema democrático. Esto es: puede salir de la democracia interna para agredir a todo el sistema político y a la sociedad. En otras palabras, la irresponsabilidad del Comité Político puede conducir a una crisis de gobernabilidad. De modo que este órgano que ha sido capaz de dejar sin funciones al comité central y al congreso mismo del partido, que ha violentado las reglas de la democracia interna y que ahora amenaza a la democracia en general, está obligado a buscar una salida a la crisis por ellos mismos creada.
Esta crisis no se resolverá con purgas, ni con autoritarismos, pues la responsabilidad habrán de asumirla con o sin unidad con o sin el poder. Es francamente ineludible. Por eso, los que se limitan a proclamar las virtudes de Danilo o de Leonel, le están haciendo un flaco servicio a su propio líder, a su partido, a la democracia y a la nación.
Debido a lo que indicamos tienen sentido las palabras de la señora vice Presidenta, Margarita Cedeño de Fernández, podrían entrar a un perder perder, pues todos sabemos que ese cuerpo se mantiene por medios antidemocráticos. La situación actual, los obliga a ser responsables o perecer, la nación como el partido en su totalidad, los hará responsables tanto de la violación a la Constitución, como a la posibilidad de que se pierda el poder, debido a la gula e irresponsabilidad de la autoridad ejecutiva máxima del partido de delegar la responsabilidad de su cuerpo en dos individuos, como del hecho de que, por vez primera, asuntos que históricamente se han resuelto en la casa morada, salgan ahora hacía afuera en forma de marcadas tendencias polarizadas y amenazantes de la unidad.
Cuando existe un impedimento constitucional para algo o alguien, la solución no es modificar la constitución, es acatarla con todo lo que ello implica. Entonces el comité político debe hacer oír su voz y dejar de asumir la cómoda posición de dejar tal violación a la constitución a merced de las apetencias de un gobernante que desea -contra viento y marea-, permanecer en el cargo aun a expensas de la paz social y de la democracia solo porque el orden al cual se debe, le resulta adverso, cuando lo correcto es somete a lo pactado bajo el centralismo democrático. Así como el tribunal constitucional es el guardián de la Constitución, el comité político es el guardián de la democracia interna y de la gobernanza en la Nación Estado República Dominicana. DLH-10-6-2019