Este domingo me percaté de que empieza a dar lo mismo vivir aquí que en cualquiera de las capitales desde donde cotidianamente nos llegan terrible noticias que nos llenan de ansiedad y de miedo. Este domingo me encontré de frente con unidades de la Policía Nacional en varias avenidas, deteniendo vehículos privados para preguntar primero: “¿Usted es militar o policía?” y, en caso de no serlo, pedir cédula y revisar minuciosamente el vehículo. Cuando me tocó a mí, le pregunté al agente: “¿Sabe usted que un operativo es la evidencia más clara de un fracaso permanente?”. (El infeliz no entendió lo que bien saben sus jefes).