Tienen mejores posibilidades electorales aliados entre sí en lo congresual y municipal
El Foro Permanente de Partidos Políticos de la República Dominicana (FOPPPREDOM) informó hoy que, de acuerdo a los estudios especializados y las informaciones técnicas de sus integrantes, la participación conjunta de partidos emergentes o minoritarios con partidos mayoritarios es un problema mayúsculo que determina su desaparición.
En efecto, se ha detectado que el umbral de reconocimiento no funciona igual en los diferentes niveles de elección: resulta posible a los emergentes obtener representación congresual y municipal llevando candidatos suficientes, de raigambre social determinante, cuyas votaciones puedan defender sus delegados propios.
Se ha comprobado que toda forma de educación del voto realizada en ese contexto siempre insta al votante a ejercer el voto a favor del candidato y el partido que encabezan la alianza, y se instruye a los electores a que voten doble para que al hacerlo el voto se compute a su favor, no a favor del partido aliado.
La concurrencia aliada entre partidos emergentes y mayoritarios deja a los primeros sin representación ante la Junta Central Electoral, esto es, sin delegados en las mesas ni ante el Centro de Cómputos, quedando completamente desguarnecidos.
Un efecto altamente pernicioso de ese tipo de alianzas ocurre porque los candidatos presidenciales de alianzas suelen hacer llamados a toda la militancia, de su partido y de los aliados, para que voten por ellos en el recuadro del partido que encabeza la alianza. Se olvidan de que son candidatos de alianza de partidos, y con esa práctica –que constituye “una orden” para los militantes de partidos pequeños aliados– terminan apropiándose de miles de votos que se hubieran expresado por el partido aliado minoritario.
En este sentido vale retener que los electores de los partidos aliados constituyen un “voto blando”, toda vez que su certeza es que ganará el candidato del partido que encabeza la alianza, que es a fin de cuentas quien va a gobernar.
Asimismo, es constante y fácilmente verificable cómo los partidos que encabezan alianzas se dan a la tarea de cazar a los dirigentes de los partidos aliados u organizaciones pequeñas, ejerciendo todo tipo de acciones y presiones.
Además, los partidos minoritarios carecen de posibilidades reales de acceso a los medios de publicidad y propaganda, para hacer llegar a los potenciales electores y a la ciudadanía en general su campaña educativa del voto en el recuadro.
El problema, como se ve, no es acumular 1% o más de los votos válidos. El problema radica en el sistema electoral en su conjunto. Variables diferentes operan separadas con un solo efecto devastador contra los partidos que no son las dos primeras mayorías.
La regla de candidato más votado del partido más votado, impuesta por el sistema de cómputo electoral, termina por aniquilar la mayoría de posibilidades de los partidos minoritarios de ganar senadurías y diputaciones. Ejemplos sobran, incluso de candidatos que siendo los más votados no son diputados electos porque el voto del partido arrastró a otros candidatos aliados.
La selección del diputado vía voto preferencial, y ahora en el nivel municipal, es nefasta para los partidos aliados: no pueden sacar diputados aunque sobrepasen en votos a los candidatos del partido que encabeza la alianza, pues como se ha comprobado en reiterados casos, la mayoría de los aliados ganadores fueron arrastrados por quienes encabezaron la alianza, esto es, el partido que encabezó la alianza se hizo con todas las posiciones disponibles y solamente cuando sobraron votos entraron los candidatos de las alianzas.