Londres, Inglaterra.- Para muchos dominicanos y latinoamericanos visitar un museo es una actividad poco atractiva, mucha veces aburrida y generalmente impuesta a los niños que casi nunca la disfrutan. Pero en Inglaterra, un país con los mejores museos del mundo, visitar uno de ellos es un actividad interesante, aleccionadora, instructiva y muy divertida.
En estos días estoy de vacaciones en Inglaterra junto con mi familia, para reunir a los tres nietos dominicanos, Ianna, Juan Fernando y Isabella, (hijos de mi hija Amelia), con los dos nietos dominico-ingleses, Oscar y Pablo, hijos de mi hija Cheizi, que reside en Reino Unido desde hace varios años. Y una de las actividades que nos sirvió de recreación en esta visita a Londres, fue recorrer el Museo de Historia Natural.
A ese museo se le llama “La Catedral de la Naturaleza”, debido a que su objetivo es revelar la belleza y la diversidad del mundo natural. Es un enorme edificio que recorre varias cuadras, con una amplia recepción que en su techo tiene un grandioso esqueleto de un dinosaurio diclopodus. Cuenta con una colección de más de 80 millones de especímenes, recolectados y guardados con mucho celo y profesionalidad en su 135 años de existencia.
El museo es impresionante y cada año es visitado por más de cinco millones de personas del mundo entero. Está estructurado de manera muy organizada y cada área tiene un atractivo especial. Uno de los que más impacta a los visitantes, en especial a los niños y jóvenes, es el área de los dinosaurios. Se pueden ver muchos restos de dinosaurios y reconstrucciones de ellos, juegos con elementos de dinosaurios y una brillante explicación de su proceso de desaparición y de cómo algunos se convirtieron en aves.
Otra área de gran impacto es la dedicada a la evolución de la vida, la cual presenta parte de los descubrimientos del gran científico inglés Charles Darwin, por lo que una parte del museo se denomina Centro Darwin. Asimismo, es impactante la colección de aves, de peces, de insectos, de anfibios, reptiles y arácnidos, y su área dedicada al tesoro de la tierra.
Debido a la forma de su distribución, la manera en que es presentado y lo atractivo de todo su contenido, recorrer este museo es una gran aventura donde uno se divierte y aprende muchísimo. Mis nietos y nosotros, nos sentimos muy atraídos por el museo y disfrutamos un montón este hermoso recorrido.
Pero de manera muy particular, esta visita al Museo de Historia Natural de Londres me hizo ver lo grandioso de la creación, la perfección en cada uno de los elementos que componen la especie humana y como es imposible que un ser humano pueda ser capaz de crear tanta perfección, y que por lo tanto, debe existir una fuerza por encima de esa naturaleza que haya iniciado todo eso. Y esa fuerza se llama Dios.
En todos esos adelantos de la ciencia, se siente la presencia divina. Dios es el supremo creador de toda esa perfección. Tan simple y sencillo. Al recorrer este museo me llegó a la mente esa expresión del más grande científico de la humanidad, Albert Einstein, cuando dijo: “El hombre encuentra a Dios detrás de cada puerta que la ciencia logra abrir”. Y es que Dios creó la ciencia y está por encima de ella.