Conozco a Frederick Martínez (El Pachá) desde que inició su carrera como animador de Ritmo del Sábado, de las manos del extinto Jean Louis Jorge. Siempre ha sido un “loco manso”, pero intenso; amante de su trabajo, adicto a él diría yo, siempre con una mira de superación personal, siempre con una agenda de metas por alcanzar.
Recuerdo cuando el Jean Louis Jorge abatido por las travesuras de aquel joven me decía: “Habla con él”. Lo hice una vez y fue para decirle, Pachá, dedícate a leer. No sé si me hizo caso o si él hoy lo recuerda. Eso importa poco. Pero en aquel tiempo, animar en la televisión requería ciertas luces, y Fréderick iniciaba su carrera, tenía talento de sobra, pero era muy hiperactivo.
El Pachá ha sido auténtico en su trayectoria. No asume poses, actúa como cree convenirle y dice lo que piensa. En muchas ocasiones se pasa de travieso, pero es afable en el trato con los demás. Ha sido su estilo con el que ha alcanzado el éxito, no solo aquí en República Dominicana, sino en Estados Unidos, donde se ha erigido como una importante figura de la radio y la televisión hispana.
Hace más de una década que El Pachá se estableció en Estados Unidos. Y desde aquí he seguido su carrera. Igual he seguido el resultado de trabajo aquí en el programa Pégate y Gana. Una vez le reproché en un artículo su afán por polemizar con quien fuera del medio. Recordé luego que ese es su estilo.
Pero excepto esas características personales, -que usted podría aceptarlas o rechazarlas-, no recuerdo ni siquiera en los corrillos faranduleros, algún rumor que le atribuyera a El Pachá alguna conducta desviada. No conocí siquiera de mujer alguna en la farándula comentarme o quejarse de que El Pacha la piropeara, menos que la asediara.
Tampoco en Estados Unidos ha surgido una denuncia en la que se implique a El Pachá en abuso sexual. No la conozco, pese a que el animador de televisión siempre ha estado rodeado de despampanantes chicas de ese medio.
Hago esta reflexión por el caso que envuelve a El Pachá a quien una joven acusa de abuso sexual. He leído, escuchado videos y entrevistas, y tengo mi juicio sobre el asunto, pero aguardaré que sea la justicia la que dé el veredicto final.
Mientras tanto, pienso que si El Pachá de ayer sigue siendo el de hoy, la joven que lo acusa de abuso sexual deberá emplearse a fondo con sus abogados para lograr su propósito. En casos como este, por lo regular aparece una cadena de mujeres, señalando al acusado. Otras deberán aparecer señalándolo, no solo aquí, sino en Estados Unidos, lo que hasta el momento no ha ocurrido. Mi deseo es que eso no suceda. Ese es El Pachá que conozco
Ya veremos.