Por Plántida Reyes Domínguez, Periodista. Entre las tácticas lanzadas en la última semana por gente cercana al presidente Danilo Medina, como estrategia última para procurar la modificación de la Constitución de la República que le permitiese presentarse a un nuevo periodo de gobierno, se hace reconocer la “exitosa gestión” del mandatario.
Así, hemos visto, lo que la propaganda palaciega muestra como “una exitosa gestión”, las “visitas sorpresas”, apoyo a los emprendedores, construcción e inauguraciones de escuelas, hospitales, obras y políticas públicas que se dice “benefician a x o tal comunidad, como estandartes, que no son más que cumplimientos endilgados a los mandatarios de turno por el pueblo que le favoreció con su decisión de llevarle al poder.
De tomar en cuenta tal premisa para presentar una modificación a la Constitución, nos quedamos con dudas sobre el sazonado “éxito de gestión” de Medina Sánchez que, aún sin decirlo, por aquello de que “el que calla otorga”, le hace aspirar a encabezar un tercer período consecutivo presidencial, poniendo en peligro la gobernabilidad en la República Dominicana.
El presidente Medina, con el silencio acuesta que lo hace cómplice de las maniobras que realizan estrategas y cercanos colaboradores en el Palacio Nacional y fuera de allí se sabe impedido de participar en el venidero proceso electoral del 2020 y, por tanto, teme dirigirse al pueblo dominicano y anunciar su propósito de enviar a sus mercenarios a modificar la Constitución de la República.
En las maniobras que se debaten no se descarta nada, con tal, a ciegas, de habilitar al mandatario: no asoma la conciencia de la palabra empeñada, ni mucho menos, sobre todo, el respeto a las leyes que rigen como Estado democrático a la nación dominicana.
Otro aspecto que se pretende dejar de lado, cual papel inservible por irresponsabilidad moral y ética, es la firma de los acuerdos a lo interno del partido de la Liberación Dominicana, firmados por los miembros del Comité Político, en el año 2015, que le permitió al presidente optar por el periodo que transcurre (2016-2020) y nunca más.
El pueblo dominicano, en calidad soberano de reclamar para sí lo que por ley le pertenece, debe desde ya, y de hecho lo hace, enviarle señales y hacerles ver a tales propagandistas, que esas “ejecuciones” y tal “gestión exitosa de los gobiernos de Medina” no lo habilitan a continuar en la presidencia de la República más allá del 16 de agosto del 2020.
De gestiones de gobiernos exitosos está llena la historia dominicana. Los ejemplos pudieran extenderse, pero veamos los recientes: El primer gobierno del partido de la Liberación Dominicana, en 1996, encabezado por Leonel Fernández, fue el artífice de gestión exitosa gubernamental, al poner en marcha la modernidad a la que debía entrar la República Dominicana con miras al nuevo milenio, poniendo en marcha un programa de gobierno amplísimo con miras a elevar la calidad de vida de los dominicanos.
La apertura a la globalización del país, las grandes transformaciones viales que exhibe la ciudad de Santo Domingo y todas las provincias con la construcción de infraestructuras y exuberantes obras públicas, como El Metro de Santo Domingo, entre otras, son muestras de gestión exitosa.
Y, pese a contar con el apoyo del liderazgo nacional y del pueblo dominicano, ni al término del gobierno 1996-2000, ni mucho menos en el año 2012, el presidente Fernández no optó por modificar la Constitución de la República que le permitiesen nuevos periodos de gobiernos.
En los últimos meses, más de una decena de encuestas y firmas que miden el pulso y simpatías de candidaturas en el seno de la ciudadanía, realizadas a la fecha, muestran el alto rechazo a una modificación de la Constitución con fines reeleccionistas del presidente Medina Sánchez.
Estas mediciones, con un promedio del 65 por ciento de los entrevistados, es contundente y suficiente a tomar en cuenta por el presidente, y no aventurarse a modificar la Constitución de la República pese a que se reconozca su “exitosa gestión de gobierno”.
Si partimos de la constante búsqueda de pericias que abran paso al mandatario a presentarse al proceso interno y luego electoral del 2020, deducimos que el tema es nacional y no partidario única y exclusivamente al estar en juego la permanencia de la democracia ante la violación de la Carta Magna.
Sin egoísmo, sin premura y sin ningún otro argumento que no sea aceptar que está impedido, el presidente Medina sólo debe dirigirse al pueblo dominicano, con amplio agradecimiento por favorecerle con dos periodos de gobiernos consecutivos, y también para decirle: “no podré reelegirme, debo hacer cumplir mi palabra de honor, así como los acuerdos del Comité Político del 2015 y los mandatos de la Constitución de la República.