Por Plántida Reyes.-A mitad de la semana pasada, la sociedad dominicana en pleno fue informada a través de los diversos medios de comunicación, de la llamada que hiciera el Secretario del Departamento de Estado de los Estados Unidos, Michael Pompeo, al presidente Danilo Medina.
En la llamada, Pompeo muestra al mandatario dominicano su preocupación por el respeto a la Constitución de la República, el Estado de Derecho y la preservación de las instituciones democráticas.
Los comentarios y conjeturas han llenado, como verdolaga, todos los escenarios políticos nacionales al compás de los discursos enardecidos de quienes aprueban tal parecer y los que le desautorizan con el denominado término de “injerencia”, tras conocerse, de manos de la Embajada de los Estados Unidos en el país, el contenido de la comunicación telefónica.
El avispero no ha tardado en dislocar a los promotores del proyecto reeleccionista del presidente Danilo Medina en su afán de modificar la Carta Magna que, desde hace meses, han anunciado, con rayos y centellas, su llegada triunfal a las cámaras legislativas y su éxito de aprobación inmediata.
El tiempo transcurrido desde el primer anuncio hasta el día de hoy de que el proyecto de modificación de la Constitución va, que llega, que es un hecho, que se espera, ha mantenido en incertidumbre a toda la población dominicana que ha llegado a creer que el mismo es una aspiración milagrosa de sus promotores.
En la víspera de la llamada se ha venido observando cómo decenas de miles de dominicanos de diferentes estratos sociales se manifiestan en los alrededores del Congreso Nacional donde han mostrado su rechazo al proyecto. Algunos portando banderas a pie, en motores, en vehículos, con consignas, con cantos, con su arte, con sus vestimentas y distintas las expresiones y el fin el mismo: RESPETO A LA CONSTITUCION.
Por tales manifestaciones los presidentes de ambas cámaras legislativas, han solicitado, en dos ocasiones, la militarización del edificio del Congreso Nacional, lo cual, además, ha agregado más rechazo al propósito de imponer una modificación a la Constitución.
En el contenido de la llamada de Pompeo al presidente Medina se advierte el rechazo a que se modifique la Constitución y, por tanto, su parecer se ha sumado al del pueblo dominicano que ha procurado distintos medios para ser escuchado, y en cambio, se ha pretendido desmoralizar al llamarle “chusmas” a manifestantes motoconchistas tras permanecer durante semanas en las cercanías del Congreso Nacional, buscando, simplemente, tener voz para detener los planes de vulnerar la Carta Magna.
Lo que sí no debe dejar dudas es que desde que el expresidente Leonel Fernández asumiera el banderín de respeto a la Constitución y evitar se modifique como ocurrió en el 2015, bajo los mismos argumentos actuales, el pueblo dominicano se ha ido sumando, días tras días, al clamor del exmandatario.
La firmeza que ha mostrado Fernández en tal sentido, y más aún, igual respeto a los acuerdos firmados por los miembros del Comité Político del partido de la Liberación Dominicana en el 2015, ha dejado sin excusas a quienes promueven el proyecto de una remodificación que habilite al presidente Danilo Medina.
Desde que Fernández iniciara la travesía de pedir, a viva voz, respeto a la Constitución, ha sido objeto del descredito moral y político de parte de los partidarios del desatinado proyecto, a tal punto, de llamarle “beligerante” y de solicitar, de manera implícita, su expulsión del PLD, pese a ser el presidente y único líder de esa organización política.
La aptitud mostrada por el exmandatario en la que ha enseñado las garras de político experimentado y conocedor del pensamiento de aquellos a quienes llevó de las manos a compartir con él las mieles de sus gobiernos, mantiene apagado el proyecto y, por ende, la reelección atada de pies y manos.
En la víspera de la llamada de Pompeo, el escenario reeleccionista era otro al que se mira en estos últimos días: se mantenían los cálculos de suma y resta en los escritorios de los legisladores danilistas, y el “hombre del maletín” rondando el hemiciclo. Hoy, caras largas y pálidas sin el brillo del engreimiento y sin la altivez de quien se sabe henchido de poder.
Los días han sido contados con dedos, calculadoras y tablas; los plazos electorales fatales llegando como rayos que, sumados a la expresión de rechazo del pueblo dominicano, la firmeza del expresidente Fernández y la preocupación de Pompeo a través de su llamada, han sido, sin engaños, los que se han encargado de impedir la entrada del proyecto de modificación de la Constitución al Congreso Nacional.