En los últimos tiempos no recuerdo un proceso electoral que a sólo 10 meses de las votaciones, el panorama se presentara tan confuso, indefinido y preocupante.
Antes, el panorama siempre lucía muy despegado para un candidato o un partido, y en ninguno se había dado la posibilidad de una segunda vuelta electoral.
En las elecciones del 2000, desde un primer momento, Hipólito Mejía se perfilaba como el gran triunfador. Y así fue. En el año 2004, Leonel emergió como la figura de mayor respaldo y simpatía, con la consiga de “e pa fuera que van” le dio una pela electoral a Hipólito y el PRD. En el 2008, de nuevo Leonel es el candidato fuerte desde el principio y se reelige fácilmente, a pesar de algunos problemas con Danilo. En el 2012, como Leonel no puede imponer una segunda reelección a lo interno del PLD, Danilo se convierte en el candidato de ese partido y derrota a Hipólito, que parecía invencible.
En el 2016, Danilo tiene un impedimento constitucional para reelegirse, pero logra imponer un cambio a la constitución y aunque Leonel no está de acuerdo en principios, lo acepta finalmente y Danilo vence con suma facilidad a un Luis Abinader, que todavía no cuajaba como un candidato con fortaleza real.
Los cuatro aspirantes con mayores posibilidades son los mismos actores del proceso electoral pasado: Danilo y Leonel, por el PLD, e Hipólito y Luis, por el PRM. Uno de ellos cuatro podría ser el próximo presidente de la República, pero nadie puede cantar victoria.
Si el PLD se divide y Leonel se marchara de ese partido, (quiera Dios que no sea así), entonces Danilo y Leonel se enfrentarían cara a cara en partidos diferentes, teniendo el actual presidente todas las de ganar. Si Leonel se queda en el PLD y se impone como candidato sin el apoyo de Danilo, tiene muy pocas posibilidades de ganar las elecciones.
Una opción factible para el PLD es que Danilo y Leonel hagan un pacto, no vayan ninguno de los dos, y escojan un o una candidata diferente y ambos lo apoyen. Muchos creen que eso no es posible, pues los líderes políticos dominicanos no son dados a endosar o ceder sus liderazgos a otros.
En el caso del PRM, dado que ante la eventual división del PLD ese partido fortalece sus posibilidades de ser la opción ganadora en las elecciones del 2020, la lucha entre Hipolito y Luis se haría mucho más encarnizada que nunca y los dos darían el todo por el todo para ser el candidato del PRM y el virtual próximo presidente de la República.
Las encuestas y las mayor parte de los analistas plantean que Luis Abinader será el candidato del PRM, pues tiene mayor popularidad que Hipolito y le ganará fácil la convención. De manera particular no me atrevo a hacer esa afirmación y creo que Hipólito podría dar una sorpresa en la convención del PRM y derrotar a Luis, tal y como lo hizo en el 2011, cuando venció a Miguel Vargas teniendo todos los vaticinios en contra.
Lo cierto es que no hay nada claramente definido en el panorama electoral hoy día. Los dos partidos principales, el PLD y el PRM, tienen grandes retos que enfrentar, serias crisis por abordar y grandes expectativas por llenar. Y en ese ambiente tan raro y tan impredecible, cualquier cosa puede pasar.