El caso de Puerto Rico debe servirnos de reflexión, sin lugar a dudas se demuestra una vez más que cuando se empodera una sociedad, algo pasa.
El gobernador de Puerto Rico, Ricardo Rosselló, anunció su renuncia a última hora del miércoles luego de dos semanas de multitudinarias protestas por la filtración de un polémico chat con comentarios ofensivos hacia mujeres, homosexuales y víctimas del huracán María.
Apenas terminó la difusión, se escuchó la algarabía y los "olé olé olé" de miles de puertorriqueños que desde la tarde se manifestaban a las puertas de La Fortaleza, la casa de Gobierno en San Juan. La algarabía y felicidad no eran para menos. La sociedad había vencido, la lucha y movilización valió la pena.
Ricardo Rosselló es un científico y político que años atrás se inició en la política presentándose como la renovación, cambió las estructuras de poder y del estatus político de Puerto Rico, en un par de días vio esfumada su trayectoria política y tal vez profesional, en esta ocasión ya que ni los premios obtenidos investigando sobre células madres podrán evitar que caiga en la larga lista negra de políticos corruptos que traicionaron a la sociedad que lo eligió. Pero en este caso con un atenuante muy especial de ser catalogado y recordado por la sociedad puertorriqueña como un misógino, homofóbico y sexista que no actuó a la altura de la circunstancia y al buen desempeño de un gobierno.
Lo interesante de este caso es que se demuestra que hoy las redes sociales han cambiado la forma de comunicarnos y sobre todo de hacer política, las informaciones ya no están en los grandes medios de comunicación, en cada hogar, en cada mano hay una herramienta que da poder y conocimiento por lo que ya no existe un uso exclusivo de las informaciones.
Se demuestra una vez más que cuando a la sociedad se le da un motivo para movilizarse, algo pasa, basta con empoderarse de una causa para que el movimiento social, aquel que independientemente de participar en política se siente que sus derechos han sido vulnerados por lo que se moviliza y actúa. Se destacó la capacidad de movilización en las calles de aquellos que en su momento fueron apáticos a las decisiones de gobierno y que en esta ocasión se empoderaron por lo que salieron a las calles a exigir la renuncia de un presidente que había traicionado su confianza.
El caso de Puerto Rico nos llama a la reflexión sobre lo que compartimos y hacemos en las redes sociales. Estamos en un mundo en donde la privacidad ha dejado de ser propiedad privada y rápidamente se pueden filtrar informaciones que pueden ser comprometedores y afectar significativamente nuestros accionar por lo que nos invita a hacer un uso responsable de las redes sociales.
La reflexión que nos deja la situación de Puerto Rico es que se requiere gobierno con un sentido ético de la responsabilidad que tienen en sus manos, es necesario el respeto hacia a la diversidad y la tolerancia.
Puerto Rico nos da una lección: dame un motivo para luchar y te demostraré que algo pasa.