Mi mensaje es que ante la situación creada, nos demos una oportunidad y busquemos una solución que salve a Acroarte, preferiblemente antes de que se produzca un veredicto judicial.
Acroarte celebró elecciones el sábado 6 de julio del 2019. En la noche de ese día, al finalizar el escrutinio, el presidente de la Junta de Elecciones, el amigo Carlos Cepeda Suriel, sin que nadie lo obligara, compareció ante los periodistas de la sala de espera de la sede del gremio y ofreció verbalmente los resultados preliminares.
Anunció que se había producido un empate, y remachó, muy seguro de lo que decía: “por primera vez en la historia de las elecciones de Acroarte ha ocurrido un empate”. A preguntas de periodistas informó que hubo un voto nulo en Nueva York.
El lunes siguiente, el mismo Cepeda Suriel comparece al programa de Extremo a Extremo, por Digital 15, y repite que hubo un empate entre las dos planchas: la amarilla, encabezada por Alexis Beltré y la azul, por Fausto Polanco. Y sugirió la fecha del 13 de julio para repetir las elecciones, por entender él, que ya la campaña estaba hecha.
El martes, Alexis Beltré, convoca una rueda de prensa. Informa que acoge el veredicto preliminar dado por Cepeda Suriel y se aprestaba a acudir a elecciones de nuevo.
El viernes 12, Cepeda Suriel me convoca vía telefónica a una reunión en su casa para hablarme del tema en cuestión, pero no podía porque yo estaba fuera de la ciudad. Me planteó la situación que estaba manejando y le recomendé que la Junta de Elecciones debía de acogerse a las actas levantadas en cada filial y en la sede central.
El lunes 15 de julio inesperadamente, la Junta de Elecciones declara a la plancha amarilla como ganadora. En el acta final comete la incongruencia de afirmar que había “validado el voto nulo”; A partir de ahí Acroarte entra en una crisis que, ni ella ni sus miembros merecen.
Aunque aparente ser el favorecido, Alexis Beltré y el equipo que lo acompaña ha resultado afectado por el absurdo manejo de la situación; y da sobradas razones a Fausto Polanco y los miembros de su plancha, todos meritorios miembros de Acroarte, a los reclamos que vienen haciendo en los tribunales.
Yo voté por Alexis Beltré y vi correcta su decisión de anunciar en rueda de prensa que acogía el veredicto del empate, y estaba presto a votar de nuevo por él. Beltré es una persona noble, preocupado y entregado a la vida de Acroarte, que merece presidirla. Y entiendo que por esas cualidades personales acogió en principio el veredicto que obligaba a elecciones de nuevo.
Yo presidí las elecciones anteriores de Acroarte, conozco los reglamentos y sé que el voto emitido en Nueva York es nulo. Lo saben los miembros del Consejo de Asesores, que todos han sido candidatos; deben saberlo los miembros de la Junta de Elecciones, y lo saben la mayoría de los miembros de nuestra entidad, incluidos los miembros de las filiales. Validar ese voto es atentar contra la institucionalidad de nuestra entidad.
Mi mensaje es que ante la situación creada, nos demos una oportunidad y busquemos una solución que salve a Acroarte, preferiblemente antes de que se produzca un veredicto judicial, porque sin importante a quien beneficie, la entidad quedará muy lacerada y dividida.