Por Caley Pigliucci. NACIONES UNIDAS, 29 Jul 2019 (IPS) – A lo largo de esta década el financiamiento para combatir el VIH/sida ha disminuido en forma significativa, y tan solo en el bienio 2017-2018 la caída fue de 1.000 millones de dólares en los aportes de la comunidad internacional para los países de ingresos bajos y medios.
El estudio "Comunidades en el Centro", publicado este mes por el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (Onusida) y la Fundación de la Familia Kaiser (KFF, en inglés), indica que el recorte de recursos afecta principalmente a los países del este y el sur de África (con excepción de Sudáfrica), que dependen en 80 por ciento de las donaciones para combatir el virus.
La reducción de aportes se produce pese a que siete de los 14 gobiernos donantes incrementaron su financiamiento en el bienio 2017-2018: Australia, Canadá, Francia, Holanda, Japón, Noruega y Suecia.
En cambio, cayó la de otros cinco donadores: Dinamarca, Estados Unidos, Gran Bretaña, Irlanda e Italia, mientras los otros dos mantuvieron sus aportes guales a los del periodo anterior: Alemania y la Unión Europea (UE), dentro de un escenario donde Estados Unidos se mantiene como el gran líder de los desembolsos.
José Antonio Izazola, director de seguimiento de Recursos y Finanzas de Onusida, dijo a IPS que "el estancamiento es el resultado de múltiples factores, como la competencia por los fondos escasos y las situaciones internas en los países donantes".
Recordó entre los muchos temas a atender con fondos internacionales en merma a la migración hacia Europa, el cambio climático, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y los sistemas de salud, la lo que se suma la situación económica y las preferencias políticas de los países donantes.
Jen Kates, vicepresidenta sénior y director de la Política de Salud Global y VIH de KFF, concordó en este análisis.
"La crisis financiera mundial, el aumento de los costos humanitarios y de los refugiados, especialmente para los donantes en Europa. La fatiga de los donantes y la disminución de la atención al VIH por parte de los medios de comunicación y otros" fueron algunas de las razones de la disminución de la financiación, afirmó a IPS.
Según otro informe, de HIVorg, no solo cayeron las donaciones, sino también la mortalidad provocada por el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), lo que relaja la atención al problema.
"Las muertes relacionadas con el sida se han reducido en más de 51 por ciento desde el pico de 2004. En 2017, murieron 940.000 personas a causa de enfermedades relacionadas con el sida en todo el mundo, en comparación con 1,4 millones en 2010 y 1,9 millones en 2004″, indica el reporte de la organización no gubernamental.
Pero a Kates le preocupa que "debido a los muchos éxitos, hay una falsa sensación de que el VIH ya no es un problema".
El VIH todavía es altamente prevalente a nivel mundial. Según Onusida, en 2017 había 36,9 millones de personas viviendo con VIH/sida en todo el mundo.
De ese total, 53 por ciento, unos 19,6 millones, estaban en el sur y el este de África, justamente los que más dependen de los donantes para combatir el virus.
Estados Unidos a la cabeza
El estudio de Onusida/KFF detalla que los fondos se pueden canalizar directamente desde el gobierno de un país donador al país receptor o se pueden proporcionar a una organización que reúne recursos de muchas fuentes, como Onusida y todos los organismos de las Naciones Unidas, así como la organización mundial pro salud Unitaid o el Fondo Mundial para la lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria.
Estados Unidos sigue siendo la principal fuente de financiamiento en la lucha bilateral y multilateral contra el VIH/sida.
Ese país desembolsó 5.800 millones de dólares el año pasado, "y también ocupa el primer lugar en desembolsos en relación con el tamaño de la economía de cada donante", detalla el estudio.
Le siguen a gran distancia Gran Brataña (605 millones), Francia (302 millones), Holanda (232 millones) y Alemania (162 millones).
Sobre el apoyo continuo y en gran medida inquebrantable de Estados Unidos, Izazola lo achacó a que "hay una fuerte voluntad política del gobierno de Estados Unidos, incluido el apoyo bipartidista del Congreso (legislativo) para un programa (el Pepfar), que cuenta con el apoyo de múltiples votantes y exhibe buenos resultados (vidas salvadas, infecciones evitadas y etc)".
El Pepfar es la sigla en inglés del gubernamental Plan de Emergencia del Presidente para el Alivio del Sida, que funciona hace 15 años en Estados Unidos.
Añadió que ve que pese a los cambios de gobierno, se mantiene "un liderazgo fuerte: técnica y diplomáticamente" en Washington a favor de combatir el VIH/sida.
El estudio de Onusida/KFF sostiene que si las tendencias actuales continúan, "la financiación futura de los gobiernos donantes probablemente se mantendrá estable en el mejor de los casos y dependerá en gran medida del futuro apoyo de Estados Unidos".
Pero ese apoyo de Washington puede no ser tan estable como parece.
El informe afirma que "en el caso de Estados Unidos, las asignaciones del Congreso en 2019 se mantuvieron esencialmente estancadas, y el flujo de financiamiento del Pepfar ha disminuido, lo que podría llevar a reducir los desembolsos bilaterales con el tiempo".
"También hay incertidumbre sobre el compromiso de Estados Unidos con el Fondo Mundial, aunque el Congreso ha indicado su intención de aumentar el apoyo", agrega el informe.
Apoyo a la transición de financiamiento
A pesar de los éxitos hasta el momento, Izazola, de Onusida, cree que aún hay mucho por hacer que depende de los recursos de los países donantes.
"Los recursos adicionales son necesarios no solo para proporcionar los servicios necesarios, sino también para cambiar la epidemia con la reducción del número de nuevas infecciones por VIH por debajo de las muertes relacionadas con el sida, para así alcanzar el control de la epidemia", dijo.
Es esa reversión lo que podría llevar al control a mediano plazo del financiamiento de la respuesta general al VIH, explicó el especialista de Onusida.
"También es necesario financiar formas de superar las barreras al acceso a servicios existentes, como facilitadores sociales y servicios a las poblaciones etiquetadas como 'poblaciones clave'", agregó.
El experto de Onusida ve la necesidad de aumentar los recursos para las pruebas, el tratamiento y la prevención, algo que no pueden hacer solos los gobiernos locales de países con bajos y medianos recursos.
Kates explicó que "incluso si (los países) incrementaran sus propios gastos, sería difícil para ellos reemplazar lo que los donantes proporcionan".
Un elemento importante, planteó, es que se va extendiendo el enfoque de la sostenibilidad para el financiamiento, al comenzar la transición de la ayuda de los donantes a la ayuda interna con la mayor parte de las personas infectadas.
En 2014, alrededor de 50 por ciento de los recursos disponibles para combatir el VIH/sida dentro de un país provinieron del propio país, mientras que en 2018 fue 57 por ciento.
Esa transición ha sido constante, pero aún no es suficiente para satisfacer las demandas necesarias para combatir el virus.
"La financiación de los donantes continuará siendo crítica para abordar el VIH en el corto y mediano plazo, pero claramente no está llenando la brecha creciente entre los recursos disponibles y los necesarios", dijo Kates.
Para la vicepresidenta de KFF "el desafío es que si la financiación se queda corta ahora, los costos aumentarán en el futuro".
T: MF