Por Jesús Rojas/El arzobispo metropolitano de San Juan, monseñor Roberto O. González Nieves, OFM, reaccionó consternado por los actos de “perreos”, género musical erótico-híbrido urbano, realizado por varias jovencitas en panties y sin brasieres al pie de la escalinata de la Catedral de Puerto Rico en el Viejo San Juan, en una calurosa y tensa noche del 24 de julio.
El espectáculo fue uno de tres, en igual número de puntos de la ciudad amurallada en la capital puertorriqueña, donde manifestantes jóvenes realizaban múltiples actos de repudio al gobernador saliente Ricardo Roselló. El pontífice exclamó en un mensaje de trino: “no podemos permitir la falta de respeto a nuestros símbolos patrios y religiosos,” teniendo de trasfondo consignas como “¡abajo la colonia!”, “¡fuera los gringos!”, y la hoz y el martillo.
Las escalinatas del templo religioso católico puertorriqueño vibraban al son de la erótica música producida por los altoparlantes de una “tumba-coco” o “peinadora”, dándole gasolina a las sudorosas jóvenes que “tongoneaban” sus voluminosos glúteos sin cesar, imitando actos sexuales caninos que alimentaban la lascivia al pie de la puerta principal de la catedral en un acto de libertina expresión o de sacrilegio en medio del revolú de la noche.
Imaginamos que en el interior del vetusto y emblemático centro de la fe católica en la isla el incienso, el padre nuestro y el ave maría no cesaban de ser invocados por los espíritus de la luz para exorcizar a esas niñas poseídas por un frenesí de odio maléfico con tintes musicales e ideológicos, en una atmósfera saturada de gases pimienta y lacrimógenos.
Las jóvenes revolucionarias puertorriqueñas estuvieron a un paso de emular a las chicas del grupo Pussy Riot quienes hace algún tiempo, en una protesta contra Vladimir Putin frente al altar mayor de la catedral Ortodoxa de Moscú, defecaron dentro del templo en un acto de irrespeto a la fe cristiana, por lo que cumplieron dos años en prisión.
Algunos observadores en Puerto Rico califican lo ocurrido en la entrada de la catedral de San Juan, y en general la protesta furibunda contra Roselló que secuestró la opinión pública independiente, como parte de un movimiento de revolución cultural fomentado por elementos de la izquierda que buscan desestabilizar al territorio estadounidense.
Según un trino del licenciado Luis R. Dávila Colón, las protestas encabezadas por conocidos artistas continuarán porque su interés no es la paz. “Los revolucionarios van por más. Ahora es vs JCFF (Junta de Control Fiscal Federal) y vs Wanda Vázquez. Ahora es un golpismo,” asegura en su mensaje el conocido jurista y analista político.
Otros lo atribuyen a un plan organizado desde Cuba y Venezuela, a través del Foro de Sao Paulo, para sembrar la semilla de la anarquía en Puerto Rico, al señalar que los puertorriqueños no quieren una revolución cubana ni tampoco el socialismo chavista; e insistir en que la isla no copiará el fracaso negociado de Juan Manuel Santos con las FARC en La Habana, no cederá a la secular demanda cubana ante el Comité de Descolonización de la ONU ni renunciará a sus vínculos con los Estados Unidos.
La violencia, consignas, vandalismo y cacerolazos registrados en el Viejo San Juan contra la administración Roselló, coincidieron con la celebración en Caracas del Foro de Sao Paulo y la presencia allí de una delegación del Movimiento Independentista NacionalHostosiano, MINH, encabezada por Wilma E. Reverón Collazo y Julio A. Muriente Pérez, así como el robo de 48 armas de fuego y cuatro mil municiones de un almacén de la Comandancia de la Policía en el municipio sureño de Guayama.
Detrás de la justa indignación de miles de puertorriqueños contra la corrupción, el abuso de poder, el nepotismo y la malversación de fondos públicos, subyace un pliego de demandas de 14 puntos del MINH cuyo objetivo es cambiar el país, la política y las instituciones, redistribuir fondos públicos, reforma radical de la Constitución, anular la cláusula territorial y la Ley 600, procesar a los corruptos y eliminar el sistema de partidos políticos de Puerto Rico para implantar la ideología socialista.
La salida de Ricardo Roselló deja un vacío político y de poder. No resuelve la ecuación ni el tranque, en virtud de la crisis constitucional y de gobernabilidad a tres días de su salida. La isla está en bancarrota fiscal, económica y financiera desde hace catorce años y no hay solución inmediata a la vista, lo que justifica el panel de control fiscal federal designado por el expresidente Barack Obama en 2016 para superar “el daño del gobierno central local.”
En cifras crudas, el Estado Libre Asociado de Puerto Rico o “la colonia perfumada” tiene en su 67 aniversario los números en rojo y la economía precaria pese a la ley Promesa y la austeridad para la reestructuración. Una deuda pública de casi 129-mil millones de dólares, 55-mil de ellos con los jubilados, en la insolvencia más grande de un gobierno local en la historia de los Estados Unidos, según el diario The New York Times.
En resumen, el reclamo del MINH –similar a otras demandas en medio de conflictos políticos, sociales y económicos en naciones del hemisferio–, sigue la agenda anti Washington que recomienda el Foro de Sao Paulo: promover la revolución en las redes sociales, generar crisis en estados democráticos amparados en la libertad de expresión, atizar la lucha de género y anticorrupción, el desprecio y descrédito al status quo, libertinaje anti cristiano, “perreo” combativo, sandungueo intenso y el culipandeo al pie de la catedral…