Suad Abu-Dayyeh/ AMMAN, 5 Ago 2019 (IPS) – Es una buena noticia que las autoridades de Arabia Saudita hayan adoptado medidas importantes que minan el sistema represivo de tutela masculina, que trata a las mujeres en el país como menores, pero se necesita mucho más.
Las mujeres ya no requerirán permiso de un tutor masculino para viajar al extranjero y pueden solicitar un pasaporte sin autorización. También se les ha otorgado el derecho de registrar nacimientos, matrimonios y divorcios, lo que les facilita un mayor control sobre los asuntos familiares. La ley también estipula que el sostén de la familia puede ser el padre o la madre en relación con los menores en la aplicación de este sistema.
Otros cambios anunciados se relacionan con las regulaciones laborales que amplían las oportunidades de trabajo para las mujeres, que representan una gran proporción de las personas sauditas desempleadas. Según el nuevo fallo, todos los ciudadanos ahora tienen derecho a trabajar sin discriminación por género, discapacidad o edad.
Otra enmienda bienvenida es que los empleadores no pueden despedir a una mujer o dar aviso de despedirla mientras está embarazada o en licencia de maternidad.
Los cambios a la ley fueron anunciados el viernes 2 de agosto por decretos reales y publicados en el semanal boletín oficial Um al Qura del reino.
Estos son avances hacia la eliminación de las restricciones sociales de larga data deben ser aplaudidos, pero aún queda mucho por hacer para proteger y promover los derechos de las mujeres y las niñas en este Estado árabe profundamente conservador.
Arabia Saudita ocupó el puesto 141 de 149 países en el Ínforme de la Brecha Global de Género 2018, un índice anual realizado por el Foro Económico Mundial que mide cómo les va a las mujeres en países de todo el mundo en cuanto a participación económica y política, educación y salud.
Las mujeres en ese reino aún requieren el consentimiento de los hombres para casarse, vivir solas y salir de la prisión o de un refugio contra el abuso doméstico. Además, a las mujeres se les prohíbe transmitir la ciudadanía saudita a sus hijos y no pueden dar su consentimiento para que sus hijos se casen.
El sistema de tutela masculina es extremadamente represivo y trata a las mujeres adultas como menores bajo el control legal de sus tutores, que pueden ser marido, hermano, tío o incluso un hijo.
Las mujeres requieren permiso de un miembro masculino de la familia para hacer muchas cosas, como inscribirse en la escuela, presentar una demanda, abrir una cuenta bancaria y acceder a algunos procedimientos médicos. Las mujeres y las niñas también están sujetas a estrictos códigos de vestimenta y segregación de género.
Esto crea una sociedad opresiva, tanto dentro del entorno familiar como dentro del país en su conjunto. Las férreas y extensas restricciones han restringido los derechos humanos de las mujeres, privándolas de la libertad de tomar decisiones esenciales en su vida diaria y evitando que participen plenamente en la sociedad. Tratadas como ciudadanos de segunda clase, cada mujer y niña saudita se ve afectada desde el nacimiento hasta la muerte.
Las nuevas leyes anunciadas por el gobierno saudita han tardado en llegar y no está claro cuándo entrarán en vigencia. Es vital que estos avances se implementen de una manera que cumpla con las convenciones internacionales con las que el país se ha comprometido.
Arabia Saudita es miembro del Consejo de Derechos Humanos de la Oficina de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y ha ratificado la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW).
Como tal, ese Estado está obligado a mantener los más altos estándares para la promoción y protección de los derechos humanos y tomar medidas que pongan fin a la discriminación contra la mujer en todas sus formas.
A pesar de esto, Arabia Saudita continúa deteniendo a las defensoras de los derechos de las mujeres que han abogado por el fin del sistema discriminatorio de tutela masculina y por los cambios en la sociedad profundamente patriarcal, incluido el derecho de las mujeres a conducir, que finalmente se otorgó en junio de 2018 con algunas restricciones, como su acceso a las autoescuelas y las tarifas que triplican el precio de las mujeres.
Numerosas activistas han sido encarceladas desde mediados de 2018 únicamente por hacer campaña pacífica por la protección y promoción de los derechos humanos, incluidos los derechos de las mujeres, en el reino. Esto ha sido acompañado por horribles informes de tortura, agresión sexual y otros malos tratos perpetrados por las autoridades contra las detenidas.
Mientras que algunas activistas fueron liberadas en forma condicional y bajo fianza a principios de año y todavía están en espera de juicio, otros permanecen en prisión. Esto incluye a Loujain Al Hathloul, la destacada activista que el 31 de julio pasó su trigésimo cumpleaños languideciendo en una cárcel saudí.
En abril de 2016, Arabia Saudita anunció su ambicioso plan "Visión 2030″, destinado a diversificar la economía del país, reducir la dependencia del petróleo y desarrollar sus sectores de servicio público. Esto incluyó programas para promover y fortalecer los derechos de las mujeres.
Sin embargo, los arrestos del gobierno contra defensoras de los derechos de las mujeres han creado un ambiente tóxico en el que muchas personas han sido silenciadas por el temor de que si expresan opiniones que podrían ser consideradas críticas con el estado, podrían enfrentar represalias por parte de las autoridades.
Los ciudadanos de Arabia Saudita deberían ser libres de ejercer sus derechos civiles en su propio país, incluida la defensa de la igualdad de género sin la amenaza de intimidación, arresto o tortura. ¡Demandar mayores derechos de las mujeres nunca debe ser tratado como un delito!
Las reformas radicales anunciadas ahora denotan un avance tangible en el desmantelamiento del sistema profundamente arraigado de dominación masculina de Arabia Saudita y son un testimonio significativo del impacto positivo que están teniendo las activistas valientes en el país, a menudo con un gran riesgo personal y sacrificio.
La mirada del mundo está fija en las autoridades sauditas para garantizar que la derogación prometida de las disposiciones legales discriminatorias se traduzca en mejoras tangibles para las mujeres y las niñas en el terreno, y que todas las defensoras de los derechos de las mujeres que han sido acusadas y encarceladas sean puestas en libertad de forma inmediata e incondicional, se retiren todos los cargos en su contra y cese su persecución.
Este es un artículo de opinión de Suad Abu-Dayyeh, consultora para Medio Oriente y Norte de África de Equality Now, una organización internacional que promueve los derechos de las mujeres y las niñas en el mundo.