En un fin de semana sangriento en Estados Unidos, un hombre armado mató el sábado a 20 personas en una tienda Walmart en El Paso, Texas. Tan solo 13 horas después, otro hombre armado en el centro de Dayton, Ohio, mató a nueve personas. Docenas también resultaron heridas en ambos ataques.
Las autoridades dijeron parecía ser un crimen de odio por motivos raciales, pues lo ataques en ambos casos iban dirigidos contra mexicanos residentes en esas demarcaciones.
Asediados por los cuestionamientos a la retórica racial que exhibe en mítines, y sabiéndose un defensor de la industria de las armas, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, pidió este lunes a los congresistas estadounidenses que aprueben una ley que exija estrictas revisiones de antecedentes para las compras de armas de fuego.
Trump tiene previsto ampliar sus comentarios en la Casa Blanca el lunes por la mañana después de los ataques, dijo que las muertes de las víctimas no podían ser "en vano" y pidió a los líderes de los partidos Demócrata y Republicano que tomen medidas para exigir más controles para los compradores de armas.
"No podemos permitir que los asesinados en El Paso, Texas y Dayton, Ohio, mueran en vano. Del mismo modo para los heridos tan graves. Nunca podemos olvidarlos, ni a los que murieron antes que ellos", escribió Trump en Twitter previo a su comparecencia programada para las 10 de la mañana.