Denuncian que viven entre aguas negras, excremento y mucha basura
Aguas negras, hoyos por doquier, zanjas, mucha basura, falta de pavimento, una cañada que afecta la salud de niños y ancianos; en fin, un abandono total, es el escenario que se vive en el sector Brisas del Norte II, de Los Guarícanos, donde la gente está desesperada y con poca esperanza de avance, debido a que viven en total abandono y olvido de las autoridades competentes, quienes sólo van allí en tiempo de campaña a hacer promesas que nunca cumplen.
El aislamiento y la desprotección también son parte de los males afectan la calidad a la vida a los comunitarios de esa población, donde el progreso que exhibe el Gobierno parece que nunca va llegar, pues no tienen quien los defienda.
Aunque tienen muchas precariedades, los habitantes en Brisas del Norte II citan como principal fragilidad el deterioro de sus calles, que llevan 25 años solicitando a las autoridades correspondientes; reclamo que nunca se ha escuchado.
Otra de las problemáticas y la más preocupante, por la insalubridad que representa, es la presencia de una cañada que pasa por el mismo centro del barrio. Según los moradores, la contaminación dejada por las aguas cloacales que desembocan allí causa brotes de enfermedades, principalmente de la piel y respiratorias.
El dirigente comunitario Lorenzo López explicó que el hecho de llevar 25 años sin ser escuchados, evidencia el estado de abandono y desamparo en que se desenvuelven diariamente sus habitantes.
Lo más grave, indicó López, es la situación de la cañada, pues en la zona habitan unas 5 mil familias que están en peligro de muerte por los posibles brotes de enfermedades que podría causar, por las heces fecales, basura y aguas negras que arrastra.
La falta de energía eléctrica y de agua potable son otras de las limitaciones con que a diario tienen que enfrentarse los pobladores de la referida localidad, debido a que la ausencia en estos servicios es muy recurrente y en el caso del preciado líquido dura hasta una y dos semana sin asomarse. En ocasiones tienen que trasladarse a otros lugares para abastecerse de agua.
Pero el rosario de calamidades no termina ahí; según el dirigente comunitario, la delincuencia se ha apoderado de la zona y los atracos se producen a cualquier hora del día, por lo que las personas tienen miedo de salir a las calles principalmente en horarios nocturnos.
“Los habitantes somos pacientes, pero cuando vemos la situación insoportable, hemos tenido que acudir a los medios para que sean resuelto un sinnúmeros de males que nos agobian, para ver si los políticos o las autoridades competentes se dignan y vienen en nuestro auxilio”, señaló Lorenzo López.