El día 6 de octubre todas las organizaciones políticas celebrarán sus elecciones primarias para escoger a los candidatos que deberán encabezar sus respectivas boletas para los certámenes del año entrante. Se trata de un mandato de la Ley 33-18, de Partidos Políticos, que hasta el momento la Junta Central Electoral viene dando cumplimiento.
Sin embargo, de todas las primarias previstas, sólo las del PLD han creado grandes expectativas, por ser abiertas, por el alto número de aspirantes y por el grado de beligerancia interna. Se espera que haya una alta votación y no se descarta, dado el desbordamiento de pasiones, que se produzcan incidentes en diferentes puntos de la geografía nacional. ¡Ojalá que todo se desarrolle en calma!
La gran interrogante de muchos es ¿quién ganaría esas elecciones primarias del partido oficial? Es difícil de responder a esa pregunta, al menos que alguien cuente con la famosa bola de cristal. Los propios encuestadores o investigadores de opinión siempre han sostenido que nada es más complicado que realizar estudios sobre resultados de certámenes internos de los partidos.
Naturalmente, no se puede dejar de observar que el doctor Leonel Fernández es un fuerte aspirante y que el que escoja Danilo Medina, finalmente (de los 6, ahora son 7), será otro precandidato a tomar en cuenta y se proyectaría una bipolarización, dado el poder político, económico y militar de ambos líderes. No es descartable, empero, que participen más de dos precandidatos, desde hace días hay recelos y hasta acusaciones en contra de Gonzalo Castillo, el último de los delfines del presidente en lanzarse a la carrera.
Pero se trata de una lucha por el presupuesto nacional, el PLD carece de ideología y durante sus gobiernos perdió los principios éticos que enseñó el profesor Juan Bosch, que con tanta seguridad establecía que el PLD era un partido de hombres serios y que ningún peledeísta sería capaz de robar dinero del pueblo.
Indistintamente de los resultados del día 6 de octubre la imagen pública del oficialismo quedará muy reducida.
Algunos de los precandidatos han venido planteando un debate público entre los aspirantes presidenciales, pero la realidad es que en República no hay cultura de debate político, ni creo que la oratoria ni el dominio de temas nacionales e internacionales pueda variar los objetivos que procuran los peledeístas, los cuales se orientan hacia cargos públicos civiles y militares, contratas, prebendas materiales y hasta facilidades para hechos ilícitos.
Los que sugieren debates más que sumar lo que hacen es restar, pues se les percibe como pedantes y en algunos casos como ingratos, si se parte que fue Leonel Fernández quien originalmente hizo multimillonarios a todos esos dirigentes del Comité Político, Comité Central y demás organismos. (Es una conducta que provoca asco en mucha gente, pero conducta política bien estudiada en otros países por politólogos, sociólogos y otros cientistas).
Ese no es el escenario para pretender persuadir con retórica, máxime si proviene de demagogos, ingratos y de personas señaladas en actos de corrupción pública.
Las primarias del PLD lo que podrían es sellar su división, independientemente del ganador, pero más si es el auspiciado del presidente de la República.