Este sábado 17 de agosto, mientras me trasladaba a diligencias familiares, recordé al novelista francés, Honoré de Balzac; gran estudioso de la comedia humana, cuando dijo: “el tiempo es el único capital de las personas que no tienen más que su inteligencia por fortuna”. Una frase profunda.
Así entre pensamiento y pensamiento mientras me desplazaba a tierra cibaeña y de regreso a Santo Domingo, otros novelistas iban y venían por mi mente. Rememoré a León Tolstói, cuando dijo: “solo las personas capaces de amar intensamente pueden sufrir un gran dolor, pero esta misma necesidad de amar sirve para contrarrestar sus duelos y la cura. En ella, encuentro consuelo.
Basada en esa fuerza que nos impulsa a seguir buscando felicidad, aún en momento de desolación, me propuse conocer y abordar el teleférico de Santo Domingo; una obra novedosa. Quizás fruto de un capricho o buscando equiparar otra. Lo cierto es que es importante y económica. La que se puede abordar desde la segunda línea del metro de Santo Domingo, con un único pago para ambos transportes. El recorrido además de barato, es ágil y sumamente placentero. Al menos así lo viví este sábado entre las 5:00 de la tarde y 6:30 de la noche. Mirando desde las cabinas, distintos barrios de lo que algún día fue el gran Santo Domingo, hoy Sto Dgo Este.
Mi amigo Ricardo Castro (El Vuelo), excelente ser humano, compañero de labores; una de las personas más honestas y discretas que conozco, sin dejar fuera la solidaridad que profesa a sus amigos. Él me acompañó en esa alegre travesía, la que me permitió inquirir, curiosear, reír, disfrutar el panorama y compartir diálogos largos y tendidos, hasta con extraños.
“Hay amigos que no son amigos, y hay amigos que son más que hermanos”, dice Proverbios 18:24.
Hoy les comparto estas líneas de acciones sencillas, aunque muy importantes y profundas para mí, porque luego de las responsabilidades diarias, debemos oxigenarnos. No debemos olvidar que la recreación es un derecho humano que permite el desarrollo integral; disfrutar la cultura y ejercitar una vida con dignidad. A través de ella mostramos valores, compartimos con otras personas y disfrutamos de la naturaleza. Esas sanas acciones las disfruto plenamente.
Hoy más que nunca estoy consciente de que ser feliz es simple, es sencillo y la recreación nos guía a ese pasaje. Felicidad es apreciar lo que tenemos. Alguien dijo que ella fue diseñada para el presente. Estoy segura que caminamos hacia ella cuando dejamos nuestras preocupaciones, cuando vivimos nuestra libertad, cuando hacemos lo que nos gusta. Porque felicidad es una manera de viajar. Comencemos a abrazarla!
La autora reside en Santo Domingo, Rep. Dom.
Es educadora, periodista, abogada y locutora.