En el actual momento político que vive la nación se están produciendo una serie de acontecimientos nunca antes vistos y que, de alguna manera, delimitan el presente y el futuro de todos los dominicanos. Uno de esos acontecimientos es el surgimiento del danilismo, una corriente política de enorme poder, de gran consistencia, de una insuperable capacidad organizativa, bajo la conducción y la guía del lider político de mayor importancia en estos momentos, Danilo Medina, un estadista que ha sentado precedentes con su eficaz conducción del estado dominicano.
Muchos se preguntan qué es el danilismo, y en su miopía intelectual o su prejuicio político, se atreven a querer desnaturalizarlo o etiquetarle una definición que lo que busca es denigrarlo o minimizarlo. Lo cierto es que el danilismo no es una doctrina política, pues sus fundamentos doctrinarios están en el boschismo, ni tampoco es una teoría filosófica, ya que su intención no es crear un método científico para entender la sociedad dominicana.
El danilismo es sencillamente una corriente política que se ha desarrollado en el interior del PLD y que se ha diseminado por toda la sociedad, la cual busca defender el liderazgo político de Danilo y ser la garantía de la continuidad de su eficaz manera de gobernar la nación dominicana. Y esa corriente es la mayoritaria en todos los organismos del PLD.
El danilismo es, al mismo tiempo, un estilo de gobernar tomando como modelo el que ha implementado Danilo Medina, cuyas carácterísticas principales son la humildad, la gerencia con eficacia, la visión de futuro, el servicio permanente a los demás, la cercanía a la población, el bienestar de las mayorías y la fortaleza institucional.
Partiendo de esa premisa, es decir, que el danilismo es una corrientes política y un estilo de gobernar, es que debemos analizar el hecho de que ante la correcta e histórica decisión de Danilo de no impulsar una nueva reeleeción, lo que se impone es que esa corrriente, que es mayoritaria en el partido de gobierno, se proponga escoger un candidato para enfrentarlo al candidato de la otra corriente del PLD, el leonelismo, en la convención del 6 de octubre.
Ante la imposibilidad de poder presentar nuevamente a Danilo como opción presidencial, el danilismo tiene el reto de ganar esa convención y que uno de los suyos, discípulo de Danilo, sea el candidato o candidata presidencial del PLD y el próximo presidente o presidenta de la República. Y aunque el presidente de ese partido y aspirante a un cuarto período presidencial, Leonel Fernandez, es una opción de mucha fuerza y presencia, lo cierto es que el danilismo tiene a su favor muchos elementos que presagian que su candidato o candidata será el ganador de la convención de octubre.
Teniendo presente que es una convención abierta, el escogido del danilismo tiene a su favor que puede vender esperanzas a la población, que es sangre nueva, que no ha sido presidente o presidenta, que representa la novedad, que no tiene tasa de rechazo y que tiene detrás como base de apoyo esencial, una estructura orgánica y política de gran capacidad, y el respaldo de Danilo Medina, el principal líder político actual y uno de los mejores presidentes dominicanos de todos los tiempos.
Cuando a principios de septiembre el danilismo se unifique en torno a uno de los 8 pre-candidatos, la situación política tomará un curso muy especial, la maquinaria danilista unificada, con la conducción con su ider y guía, saldrá a ganar todos los espacios del país y a conquistar la victoria el 6 de octubre, como paso previo para ganar las elecciones de mayo del 2020. Y el danilismo seguirá dirigiendo la nación, para bien de todos.