El próximo 6 de octubre serán las primarias del Partido de la Liberación Dominicana. A pesar de que hay mas precandidatos involucrados, la contienda cerrará alrededor de Leonel Fernández y Gonzalo Castillo.
Esta será la batalla de los dioses. Y no será un mero enfrentamiento por la candidatura electoral a la presidencia de la república. Es una contienda por el control del partido, por el poder del Estado, por el po
der perceptual, por el liderazgo de la nación. Será la última batalla titánica entre Leonel Fernández y Danilo Medina, la batalla por la supremacía total.
Sin lugar a dudas. Y la victoria de uno tendrá consecuencias políticamente fatales y definitivas para el otro. Si gana Leonel, Danilo a su edad, probablemente ya nunca más estará en carrera política. Si pierde Leonel, quedará tan mortalmente herido que probablemente nunca se recupere; pues en él los años serán también su más dura limitación.
Pero más aun, en la batalla de estos dos hombres, las disposiciones que determinan las relaciones de valor biológico se están poniendo a su mayor prueba. Ambos secuestrados por las pasiones derivadas de los instintos de dominio y reputación están expuestos y dispuestos al exterminio total, pues sus batallas dejaron de ser enfrentamientos de razones para convertirse en una guerra de pasiones. Una guerra, en donde la inteligencia y la razón, como muy bien argumentó Hume, vuelven a ser esclavas de las pasiones.
Pero el enfrentamiento entre Leonel y Danilo no es solamente una cuestión de dos hombres. Es además un asunto de todos, pues con la elección de uno de ellos estaremos votando por la preservación de la democracia, el respeto a la constitución y las leyes, la valoración de la ciencia y la cultura, el verdadero desarrollo y progreso y el mantenimiento de por lo menos un mínimo ético en las decisiones y actuaciones públicas. Por el contrario, con la elección del otro estaremos echando por la borda todos los buenos valores y esperanzas de los dominicanos. Como se puede ver, las cuestiones que serán ventiladas el 6 de octubre son gruesas, tan gruesas como la nación misma.
¿Pero cuál de estos dioses ganará la partida? Todos los sondeos realizados hasta el momento indican que, si las primarias se realizasen dentro de las condiciones normales, Leonel ganaría abrumadoramente el certamen. Este hecho estadístico fue confirmado por los propios danilistas, cuando el 7 del presente mes, se vieron precisado ocultar los números que confirmaban los porcentajes obtenidos por los candidatos, pero de manera especial aquellos datos que indicaban el nivel de posicionamiento del danilista ganador frente a Leonel Fernández.
-
-
Las diversas fotografías tomadas en los momentos no esperados del evento capturaron la corporalidad de lo que había en el alma de los prohijadores de la precandidatura de Gonzalo. Cuerpos depresivos y encorvados, rostros amargados y rencorosos fueron las expresiones encapsuladas en las imágenes. Aquello, más que un evento de aire victorioso, como debió de ser, a fin de relanzar al candidato ganador, fue una especie de velatorio de “un muerto que murió a destiempo”.
-
El evento se manejó terriblemente y sirvió de carburante para que el morbo de la población se encendiera y en las redes sociales se expresaran los más extraordinarios cuestionamientos. Por ello, en vez de ayudar a proteger a su precandidato, el evento terminó apuntalando a Leonel Fernández y apuñaleando a Gonzalo.
Para el momento en que escribo estas líneas, en las redes sociales ya se cuestiona la profunda ausencia del precandidato danilista de los escenarios públicos. No está presentándose en los programas de televisión ni está realizando encuentros masivos con sus simpatizantes y militantes.
Al parecer el precandidato y sus asesores de campaña, que salieron con una fuerza mediática inusitada a derrotar de manera pírrica a sus compañeros de viajes, sienten no encontrar el eco necesario que retroalimente la pasión por su precandidatura y posiblemente hasta haya pensado ponerse en retiro.
Esta percepción parece agudizarse aún mas con los traspiés dados en los medios. Hasta los ciudadanos sin formación académicas ríen al percatarse de la poca pericia del precandidato danilista en los temas esenciales de la nación. Por eso, más que atraer electores, con sus respectivos desaciertos antes cuestiones elementales, con sus respuestas enlatadas a preguntas que requieren soltura y conocimiento, con la autopercepción de su pronunciada ignorancia de cosas tan rutinarias, y las evidencias públicas cada vez más numerosas de su supuesta participación en acto indebidos, Gonzalo se ha sumergido en un mar de desconfianza publica e inseguridad personal tan grande que ha terminado por convertirse en un espanta electores. La decisión de no exponerlo al público es tal vez la mejor de sus estrategias por el momento, pues al igual que Danilo, esa medida podría ayudar a ocultar sus torpezas políticas.
El panorama es tan tétrico para Gonzalo que algunos creen que en algún momento le ha embargado el ánimo de renunciar. Incluso las redes sociales terminaron el fin de semana con fuertes rumores en ese sentido, lo cual, si bien es muy poco probable que suceda, es un fuerte indicio de qué sentirían lo que actores que participan y observan en las redes sociales, y lo que harían en caso de encontrarse en situaciones semejantes.
Sin embargo, debemos estar claro que luego de cruzar la barrera de la precandidatura de la precandidatura, Gonzalo Castillo dejó de pertenecerse asimismo, a su propia su persona. El tendrá que llegar al final. Y como prueba de ello el gobierno le ha redefinido su estrategia. En este sentido le crearon un equipo de campaña poderoso con todos los funcionarios públicos, violando diversas leyes entre las que está la de administración pública, las leyes electorales, las leyes monetarias, etre otras.
Diversas instituciones ciudadanas y personalidades llamaron a la atención sobre este hecho. Por ejemplo, Participación Ciudadana exigió licencia o la renuncia de los funcionarios públicos en campaña. De igual modo levantaron su voz critica algunos diputados del PLD, del PRM y del Frente Amplio, numerosos comunicadores, analistas políticos, y organizaciones religiosas.
Este comportamiento agresivo, violador de leyes y normas éticas, típico del danilismo, se incrementará en los próximos días. En efecto Leonel Fernández se muestra indetenible. Las informaciones públicas y privadas más acreditadas señalan que su precandidatura continúa fortaleciéndose dentro y fuera del partido: diariamente se observa en las redes actividades multitudinarias de Leonel; la leonelmanía digital y presencial se extiende por todas partes; la esposa de Reynaldo realizó un gran acto en apoyo a Leonel Fernández; El danilista y exalcalde de Santo Domingo Norte, Jesús Feliz, pasó apoyar a Leonel, los movimientos choferiles le expresaron su apoyo. La fuerza de Leonel es tal en este momento que hasta los propios precandidatos danilista a cargos electivos de otros niveles temen presentarse al lado de Gonzalo por temor al castigo de los leonelistas.
Operacionalmente, el enfrentamiento en este momento manifiesta dos rasgos importantes. El primero de ellos es que la línea división entre danilismo y leonelismo se percibe como una lucha entre los de abajo contra los de arriba.
Leonel representa a todos los de abajo: a los compañeritos peledeistas de nueva y vieja generación, y a los ciudadanos asqueados con el estilo de gobernanza del danilismo. Gonzalo representa a los de arriba: el comité político, los senadores, síndicos, funcionarios públicos, presidente, etc. El segundo rasgo es que mientras que la campaña de Gonzalo la esta motorizado y ejecutando el gobierno y los de arriba del PLD, la campaña de Leonel la está motorizando los de debajo de dentro y fuera del PLD, la pasión de los de abajo, siendo el Precandidato Leonel Fernández apena una fuente de energía de activación que mantiene e incrementa la gran hoguera en la que se está cocinando el precandidato de los de arriba.
El 7 de octubre habrá terminado la batalla de los dioses. Para bien o para mal, el panorama político acabará totalmente modificado con la prevalencia de uno de estos hombres. De mi parte, no oculto mis expectativas y deseos: Espero que Leonel se imponga, para que ese cambio sea más para bien que para mal.