Se anunció la llegada del lobo y parece que esta cerca:
“Según el último cálculo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la economía global se ralentizará hasta crecer solo un 2,9% este año y 3% en 2020. En mayo, todavía se esperaba un crecimiento de 3,2% para este año y de 3,4% el que viene. Similares ajustes vive la eurozona, para la que prevé ahora que concluya este año con un crecimiento de 1,1% (-0,1) y 2020 en un raso 1% (-0,4)”.
Que los efectos de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, y la propia ralentización de la economía china, sumada a similar factor en economía alemana, que los efectos de la salida del Reino Unido de la Unión Europea, sin un acuerdo, son sólo parte los hechos que están provocando un nivel de crecimiento tan bajo como en los peores tiempos de grandes crisis financieras.
Se añaden otros elementos que deben ser objeto de atención por parte de nuestros líderes políticos y autoridades gubernamentales, porque aunque sean conflictos de los que no somos parte terminan afectando la vida de los dominicanos, como es el caso, por ejemplo, de los ataques de los que fueron objeto las dos principales refinerías petroleras de Arabia Saudita, que disminuyeron coyunturalmente la producción y elevaron el costo del barril de petróleo tanto en la referencia Brent como Texas en 14.59%.
La durabilidad de ese malestar pudiera ser corta, pero el conflicto que la ha generado, que es la guerra civil en Yemen, teatro de enfrentamiento indirecto de las dos principales potencias de Medio Oriente, Arabia Saudita e Irán, sigue vivo y en cualquier momento reedita episodios perturbadores.
A nuestra lista de preocupaciones hay que añadir la crisis haitiana, que se ha mantenido empantanada y que en las últimas semanas se ha reflejado en una paralización de las actividades económicas por escasez de combustibles que es a su vez una secuela del colapso de Venezuela, que a través del acuerdo de Petróleo Caribe enviaba petróleo a Haití, pagadero cuando los haitianos pudieran y como pudieran, regalo al que el gobierno haitiano le añadía un subsidio de 20 millones de dólares por cada embarquepara que en Haití se consumieran combustibles baratos, pero esa era se terminó.
A pesar que que el comercio entre Haití y RD está caracterizado por la irregularidad, ese país es el principal socio comercial con más de mil millones dólares de exportaciones dominicanas, que se resienten con la crisis e incrementan la presión migratoria.
Otro aliado económico importante de RD que atraviesa por un momento de incertidumbre es España, con más de 3,500 millones de dólares de inversión en turismo, infraestructura y empresas aseguradoras, y ahora tiene que volver a repetir elecciones presidenciales porque las que ganó el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), no alcanzaron para constituir gobierno. No saber en qué manos quedarían los destinos del país ni la orientación de la política económica contrae la inversiones.
Aparte los dominicanos tienen su propio factor de vacilación en las decisiones de inversión, y es un panorama político que no presenta un desenlace previsible y que el boleto final de la elección se adquiriría en una segunda vuelta electoral en la que pudiera ocurrir cualquier cosa.
El consuelo es que hasta ahora la proyección de crecimiento se mantiene en 5.5%, que de acuerdo con la CEPAL es de los mejores de la región