Jane Haakonsson, oficial terrestre del Gobierno de Islas Caimán, y Rosanna Carreras, docente del INTEC, puntualizan que las iguanas verdes dañan las infraestructuras y causan daños a la salud humana
SANTO DOMINGO. -República Dominicana se encuentra actualmente en un proceso de invasión por parte de la iguana verde. Esta especie fue introducida hace unas cinco décadas aproximadamente al país y, en la actualidad, se puede encontrar de forma natural invadiendo zonas agrícolas y boscosas.
“Las iguanas verdes son malas noticias, debido a que defecan en piscinas, autos y causan daños a la salud humana, además dañan la infraestructura ya que cavan debajo de caminos causando colapso y son un peligro extremo en las carreteras y significan un costoso retraso en los aeropuertos”, citó Kaakonsson.
A raíz de este problema, Jane Haakonsson, oficial terrestre del Gobierno de Islas Caimán, recomendó a las autoridades de República Dominicana establecer un sistema de respuesta temprana, monitorear la población o distintas subpoblaciones ya establecidas, que las autoridades actúen de forma inteligente y sistemática y encontrar una solución que funcione para el país.
Durante la charla “Acciones de manejo en la isla Gran Caimán: controlando la sobreabundancia de la iguana verde”, realizada gracias al apoyo de USAID-USFW en colaboración con el Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC) y el Museo Nacional de Historia Natural, la representante del gobierno de Islas Caimán dijo que la iguana verde fue introducida a islas Caimán en la década de 1970 y fue comercializada como una mascota exótica.
En ese sentido, Rosanna Carreras, docente del INTEC, ponderó que es de suma importancia que cuando un dominicano compre una mascota exótica entienda la responsabilidad que conlleva ser dueño de un animal no nativo a su país.
“Las autoridades están conscientes de su venta y comercio y por eso se encuentran activamente confiscando animales. Sin embargo, el ciudadano también debe atender el problema evitando las liberaciones de animales exóticos en los ambientes naturales y si encuentran un nido de iguana verde, pues lo correcto sería destruirlo y de ser un animal debe reportarlo a Medio Ambiente”.
Carreras resaltó que en algunos lugares con alto turismo son usadas como atractivo, mientras que, a puerta cerrada, las iguanas verdes destruyen manglares, campos de golf y carreteras de acceso. Por ende, a medida que aumenten los números de iguanas, cuya hembra reproductiva pueden poner hasta 80 huevos al año, los daños de infraestructura y degradación de hábitat natural aumentaran de forma exponencial.
La docente entiende que se necesita estimar las densidades de iguana verde que existen en el país y mapear las zonas de altas densidades para comenzar a trazar un plan nacional de control. “Con las cifras presentes observadas en algunas regiones del país su erradicación es imposible, por lo cual, este será un problema con el que tendremos que vivir y buscar soluciones”, puntualiza.
Salud pública e impacto al ecosistema
Las iguanas verdes causan daños a la salud y seguridad pública a través de la transmisión de las enfermedades zoonóticas, provocadas por virus, bacterias y parásitos. “Los riesgos para la salud humana son causados por la presencia de iguanas podridas a raíz de muertes naturales en el hábitat invadido, donde las mismas pueden dispersar patógenos al ambiente”, resaltó Haakonsson.
Estos riesgos de enfermedad ya están presentes en la isla Gran Caimán, donde recientemente fue identificada una nueva infección bacteriana produciendo la muerte a la iguana azul, una especie en peligro de extinción.
“Las iguanas verdes, a su vez, se están alimentando de animales salvajes, como polluelos de pájaros y abejas, por consiguiente, las especies de aves en peligro de extinción están en grave riesgo”, puntualizó Haakonsson.
Mientras, Carreras, afirmó que estos reptiles pueden ser portadores asintomáticos de Salmonella, una enfermedad bacteriana que puede causar diarrea, fiebre y dolores de estómago, y que se transmite de forma fácil de reptiles a humanos.