Si como dicen las encuestas Leonel Fernández resulta ganador en las primarias del domingo 6 de octubre, se habrá convertido en el líder político de mayor influencia en el país del presente siglo XXI. Estaremos ante un liderazgo hegemónico diferente a todos los anteriores desde la etapa post Trujillo que inició a mediado de la segunda mitad del pasado siglo hasta la fecha. Como se recordará, a raíz del ajusticiamiento del dictador y tirano, emergió el multipartidismo y luego el bipartidismo se hizo con el control del sistema de partido dominicano, pero esto fue muy discutido pues los personalismos de los liderazgos de Bosch, Balaguer y Peña Gómez, garantizó una cohabitación entre ellos en la cual ni se institucionalizaron los partidos ni el Estado, pues la impronta de esos líderes gravitó sobre el país.
Al final de la jornada, la desaparición física de esos líderes no implicó, en lo inmediato, la desaparición de sus partidos, sino la consagración del multipartidismo, paulatinamente, se ha vuelto al bipartidismo aunque con cambios de partidos. Sin embargo, en el marco de los liderazgos personales, el PLD, por ejemplo, eligió un liderazgo colegiado que funcionó más o menos bien hasta la llegada al poder político del Danilo Medina. El PRD fue incapaz de mantener un liderazgo único ni uno múltiple; de su lado, el PRM, se mantiene bicéfalo y, al parecer, así continuará por un buen tiempo. Pues la victoria de Luis o de Hipólito no implicara cambios allí, por el contrario, los unirá más en torno a esa dos figuras, pues necesitan ganar sea en el plano presidencial como en el congresual y municipal y para ello, su alianza es indispensable.
Pero la victoria de Leonel en las primarias constituirá un cambio significativo en el sistema de partido, pues el PLD tendrá un liderazgo único sino hegemónico no solo en su ámbito sino que lo será también en el plano nacional, pues no existe posibilidad de que nadie le dispute liderazgo a dentro ni fuera del PLD. Esto no ha ocurrido después de la muerte de Trujillo.
Este tipo de liderazgo es el que requieren naciones en vía de transformación económica y en vía de consolidación de su modelo de democracia, pues como se puede observar, la democracia sale al país muy cara cuando existen liderazgos pigmeos. Escoger un modelo desarrollista hacia la democracia económica o buscar la institucionalidad en democracia no es posible sin la madurez del modelo. Hoy más que ayer un liderazgo fuerte y a la vez blando constituye la divisa indispensable para lograr entrar al mundo de las naciones con democracias estables.
Leonel es ese líder porque cuenta ya con la madurez y la experiencia necesarias para dar el salto cualitativo y cuantitativo que se requiere. Su visión de país de nación cuenta con una planificación que tiene corte en el segundo centenario de la fundación del Estado Dominicano.
Danilo sabe eso, por eso aunque dice que Gonzalo es su candidato, la realidad es que su real candidato es Hipólito pues su objeto encubierto es regresar en 2024 al poder, por tanto, Leonel como Gonzalo constituyen escollos, su real aliado en ese propósito, por un asunto puramente biológico, es Hipólito. Danilo teme que Leonel pretenda quedarse en el poder por dos periodos y el mismo razonamiento lo inquieta frente a su delfín. No le deja dormir. Es por ello, que se ha entregado en cuerpo y alma no a la victoria de Gonzalo sino en cerrar el paso a ambos.
Hábilmente, Leonel ha elaborado como estrategia de campaña la denominada fuerza del pueblo. Es decir, la idea de que frente al poder del Estado, la fuerza del pueblo es el único remedio válido. De su lado, el delfín no hace más que refugiarse en su protector sin darse cuenta de que es una simple marioneta de aquel para lograr su propósito.
Un hecho que asombraría a Michel Foucault, es la sorprendente aceptación que hace la oposición de la expresión de que el poder es para usarlo bajo los mejores consejos del maquiavelismo. En esto incluso ciertos intelectuales o profesionales de la política, teóricos y prácticos, del gobierno y de la oposición, coinciden en que el poder avasallador del Estado se impondrá contra Leonel sin darse cuenta de que al aceptar tal concepto están cavando sus propias tumbas, pues la tiranía perjudica a todos, pues su favorecido es siempre una única personalidad política.
Además, tal postura, resulta contraproducente para el supuesto de que el ganador sea Leonel, pues, en tal caso, éste habrá ganado efectivamente con la fuerza del pueblo y con el sistema de partidos en su contra, por tanto, no tendría que compartir su victoria más que con el pueblo.
El derroche del comité político lo conduce a su derrota inminente, por tanto, estamos al borde de un nuevo escenario político que, sin dudas beneficiará la consolidación de la democracia, pues se trata del político más democrático de cuantos tiene el país. A él se debe el liderazgo colegiado de que disfrutó el PLD y la estabilidad que mantuvieron otros partidos, desplazados del poder, el sistema de partido, incluso el partido de gobierno, han entrado en crisis y esto es nocivo para la democracia, puesto que la propia Constitución ve en los partidos instrumentos eficaces para la solidez de la democracia y la fortalece de la Constitución. DLH-5-10-2019