A partir de este domingo 6 de octubre comienza la carrera de un nuevo liderazgo político en la República Dominicana. ¡Ya era hora! ¡Uf!
Estas primarias definirán la suerte inmediata de muchos dirigentes que han gravitado en el escenario durante muchos años ocupando los puestos más relevantes en el Congreso, las alcaldías, la presidencia de la República, incluso en los ministerios y direcciones generales.
Un cambio político supone un cambio de nombres, de actitudes y de políticas públicas, incluso hasta del modelo económico, político y social actual. ¡Ojalá!
En los partidos del sistema, a saber, PLD, PRD, PRSC y PRM, las cosas deben empezar a cambiar sustancialmente, por lo menos en sus cúpulas. Los viejos dirigentes, desconectados de las bases y de la sociedad, tienen que ir preparando sus maletas y pensar en el retiro. Los jóvenes empujan con fuerza. La lucha entre lo viejo y lo nuevo, inevitable, por demás, es cada vez mayor. Muchos “muchachos y muchachas” dentro de los partidos ya tienen “luz propia”, como le dijera Peña Gómez a Juan Bosch que se resistía a ceder.
Si Leonel Fernández gana la convención, pierde Danilo que no podrá optar más por la presidencia de la República porque la Constitución vigente se lo impide, y nadie, -menos Leonel- intentará rehabilitarlo. Podrá quedarse con una cuota en el Congreso y las alcandías, incluso en el partido, pero quedará descartado “para bancas y pool”. ¡No más! Del mismo modo, si gana Gonzalo, el ex presidente Fernández tendrá que seguir viajando por el mundo y vivir de su pensión y de lo acumulado durante sus tres periodos de gobierno.
En el PLD todavía nada está definido. Este domingo por la noche, y el lunes, podremos hablar con más propiedad. De momento, creo que ninguno de los dos bandos está dispuesto a perder. Si gana Gonzalo, los alegatos de fraude, uso indiscriminado de los recursos del Estado, falta de equidad, de transparencia y democracia, harán que el horno arda quemando las naves dentro del PLD. El sector de Leonel no aceptará una derrota pura y simple. Peleará con fuerzas. Igual hará Danilo si Gonzalo sale desfavorecido. El pataleo será grande. La sangre vieja que es la que se disputa el poder en el PLD, es sangre de vampiros caníbales.
En el PRM la situación es distinta. Si gana Luis, no pasará nada. Hipólito y su gente se sumaran al triunfador. De lo contrario, igual, la unidad se mantendrá, aunque será un golpe mortal para Luís que hace mucho ganó la percepción. Los jóvenes dirigentes del PRM marchan veloces buscando un espacio cada vez mayor. Destacan José Ignacio Paliza, Carolina Mejía, Faride Raful, Eddy Olivares, Wellington Arnau, Ramón Emilio Concepción, Juan de Jesús Garrigó Mejía, Gloria Reyes, entre muchos otros a lo largo y ancho de todo el país.
Si gana Luis, Hipólito se retira aunque siga aportando su experiencia y sus conocimientos. Si es Luis el que pierde, seguirá en política, pero permitirá que la nueva generación se abra paso. Eso pienso.
Los viejos liderazgos provinciales y municipales, tanto en el PLD como en el PRM, tendrán que dejar que los muchachos y muchachas vuelen con sus propias alas. La alternancia en el poder es la clave del fortalecimiento de la democracia, dentro y fuera de los partidos.
Los anquilosados y atrasados dirigentes del PRSC y el PRD tienen que abrir las compuertas para que llegue “sangre nueva” a los cargos más importantes, pues de lo contrario desaparecerán de una vez y por todas. ¡Coño sí! El parasitismo y la putrefacción deben desaparecer del sistema de partidos del país. La política no puede continuar siendo un negocio.