Hjalmar Decena Orozco, Arquitecto/Director Ejecutivo de Estudio Hjaldo . -Por primera vez en la historia, más de la mitad de la población del planeta vive en ciudades (54.6%, unos 3,600 millones de personas). Según el Informe/Estudio del Banco Interamericano de Desarrollo -BID, titulado “La Ruta hacia las Ciudades Inteligentes” (The Road Towards Smart Cities) dicta que, para el 2050 el 70% de la población mundial vivirá en ciudades: 64.1% de las personas en países en desarrollo. (Más de 6,000 millones) -Julio 2016. BID, Bouskela; Caseb; Bassi; DeLuca & Facchina.
El déficit habitacional cualitativo de la República Dominicana oscila alrededor de 2 Millones de unidades, según el estudio que presentara la FLASCO-RD, OXFAM & Casa Ya del Foro Ciudadano, en el 2016 (Resultado de la suma de 1.1 Millones de viviendas sin acceso a servicios básicos, mas unas 972 Mil familias sin techo). A pesar de ser una excesiva e inaudita cifra, la proyección que plantea el estudio del BID, sobre las tendencias globales, es que esa suma nuestra, puede verse incrementada, en la próxima década, a un estado inmanejable. Por lo que es vital y necesario aceptar que, para impactar agresivamente esa falta, no vale solo asumir soluciones de cantidad, sino aceptar que estas deben estar acordes con un planeamiento sostenible e integral, sobre plataformas y sistemas no convencionales, afines con nuevas tecnologías y como resultado de un proceso participativo.
El concepto de las ciudades inteligentes, que arrojan los técnicos del BID en su informe, coloca al ser humano, en el centro del desarrollo. Mediante la incorporación de información y la tecnología de la comunicación sobre la gerencia urbana, este método de desarrollo utiliza esos elementos, como herramientas para estimular el diseño urbano y su planeamiento, basándolos en el sostenible plano de la colaboración y la participación ciudadana. Retos que, desde ya, deben ser incorporados en nuestras técnicas, procedimientos de planificación y ejecución en las políticas nacionales.
Aquí como en el resto de las naciones de Latinoamérica, la vivienda sigue siendo un tema por resolver. Y al pasar de los años, las propuestas e iniciativas procedentes desde el sector privado o el Estado y sus instituciones, nos han acostumbrado a responder a la problemática, con patrones constructivos de milenios pasados, impregnados en manufacturas monopolísticas que impiden considerar otra innovación ajena a las industrias comprometidas con los decisores. Ya sea mediante bloques de cemento; el hormigón amado y sus componentes metalúrgicos o agregados geológicos, al igual que la vulnerable y limitada madera; siguen dictando los parámetros de los concursos de desarrollo, los presupuestos aprobados por la banca y las referencias de propietarios e inmobiliarias.
Con estos métodos, materiales y sistemas, no existe logística posible para combatir el creciente déficit a favor de una vivienda digna o mucho menos generar el desarrollo de unidades inteligentes, que requerirá la ciudad capital del futuro. Y aunque el reto no se detiene propiamente en el tema vivienda; la planificación urbana; conectividad vehicular; el transporte; los servicios; el medio ambiente; las infraestructuras educativas y las de salud; las recreativas; las comerciales y las laborales, las actuales respuestas, nos ponen otros retos aún más amplios.
Propuestas como la Ciudades Juan Bosch, para las provincias de Santo Domingo y Santiago, aporta conceptos, tipologías y materiales, promotores, precios accesibles, pero las propuestas de seguir utilizando los mismos patrones, sería un golpe en muchos aspectos que pretendemos considerar y enumerar desde nuestro punto de vista. Pues la vivienda, como componente de las soluciones urbanas necesarias, debe poseer alternativas inteligentes de cara a la próxima generación.
Las instituciones que definen los pasos en el sector vivienda, ya deben tomar ideas de otras experiencias; deben, ser creativos y pensar que el uso de la tecnología les puede dar soluciones importantes. Junto a ello, deben definir una estrategia de apertura a nuevos materiales y productos, que ya están siendo utilizados marginalmente por sus desarrolladores a la espera que alguien los consulte.
Para minimizar el impacto del déficit creciente y a la vez incorporar elementos a favor de Alternativas Inteligentes, sugiero que es hora de disponer de un grupo de barajas nuevas. Me permito retomar los conceptos.
1. Propuesta de Concurso Nacional e Internacionales a favor de Nuevas Iniciativas de Diseño, Planificación y Construcción.
En la actualidad estamos promoviendo estos puntos. Y todos sabemos que nuevas opciones y soluciones, no solo ayudara a la industria y su crecimiento, sino que, con ello se ampliaran las ofertas laborales especializadas. Algunas se “aplatanarán” y la y otras no, debido a la falta de especialización, costos, eficiencia, materia prima, o demás, pero las que sí, de seguro que nos ayudara a mantener esa vanguardia que poseemos en tantas otras cosas en la región caribeña.
2. Tenemos que empezar a producir paralelamente nuevas soluciones de menor metraje cuadrado, con niveles de crecimiento de las unidades.
3. Tener socios estratégicos en el tema de Licencias, propiedad intelectual, apertura al sector privado a nuevas propuestas, garantizando que se puedan aprobar los trámites, vía Normas y Sistemas y su oficina de Edificaciones. Que propuestas viables y concretas, puedan ser reguladas a favor de los sectores marginales, dando como fin una reducción de los costos unitarios de las viviendas. Con ello, el abanico de sectores populares tendrá mayores posibilidades a un financiamiento o costo menor.
4. Las garantías de financiación deben ampliarse en mayores tiempos fijos y a tasas menores, con alternativas y combinaciones económicas donde este tipo de soluciones ofrezcan al nuevo propietario o al que alquila, mejores tazas de pago o alquiler. El concepto de fideicomiso inmobiliario, que a pesar de haber traído una solución combinada entre lo público y lo privado, la realidad es que todavía los costos finales, alejan a la parte más vulnerable de ese déficit habitacional que va creciendo día a día.
Según el mismo estudio del BID, la República Dominicana tiene 8.2 Millones de sus habitantes, viviendo en áreas urbanas. Eso es un 78% de nuestra población. Séptimo, entre las naciones de América Latina. Una alarmante cifra, cuando es vista a través del lente territorial, comparándolo con las otras seis naciones que muestran mayor densidad. Pues estas, nos superan en territorio, por un factor de no menos de diez. Con ello, porcentualmente, ya los dominicanos hemos superado la proyectada media global de 70% para el 2050, que cita el informe del BID, como habitantes en las urbes de los países. -HDO