Los conté uno…dos…tres cada cinco metros a lo largo de siete kilómetros de vida verde para los humanos niños, adolescentes, adultos y viejos, de todas las procedencias y colores. Los conté uno…dos…tres en la franja de diez metros de ancho, a lo largo de todo el placer natural de la caminata sin tiempo, para respirar profundo, para testimoniar amaneceres y atardeceres, para hacer un paréntesis de paz en medio del insoportable tráfago motorizado…(Al final no se me ocurrió más que maldecir a quienes proponen el criminal arboricidio del Mirador del Sur, en atroz homenaje al dios Monóxido de Carbono).