La tecnología de reconocimiento facial ya se utiliza activamente en Asia, Europa, Estados Unidos y otros países las personas están familiarizadas con ella principalmente gracias a las multinacionales Apple y Facebook. En República Dominicana, el gobierno central, vía el Sistema Nacional de Atención a Emergencia y Seguridad 911, está implementando un plan piloto de cámaras con reconocimiento facial y detectores de placas vehiculares, con el apoyo del gobierno chino, una donación de 2,000 cámaras, de las cuales 26 se encuentran ya instaladas en algunos puntos del país, con un costo de RD$652 millones.
Entendemos, que el interés debe de ir enmarcado en usarlas con el fin de garantizar la seguridad y combatir el crimen, y, en definitiva, ya lo están probando. Algo que no es bien visto por algunos sectores nacionales e internacionales, como por ejemplo el senador estadounidense por el estado de Florida, Marco Rubio, quien en varias ocasiones ha denunciado que República Dominicana forma parte del “estado de vigilancia” de China por el uso de cámaras que estarían destinadas a labores de inteligencia. Esto podría ser parte de los intereses particulares de esa nación y situaciones arrastradas desde hace tiempo, de lo que algunos vaticinan, la posible antesala de una posible guerra comercial con el país donante, pero de igual manera, a muchos de nosotros nos preocupa que esto pueda violar nuestro derecho a la privacidad, pues obviamente, es una tecnología sumamente invasiva, y sobre todo, tomando en consideración la falta de institucionalidad que existe en esta media isla, y de la simple pregunta de ¿que se estará haciendo con esta información?, conociendo lo fácil que puede ser utilizada a favor de quienes puedan tener acceso a la misma, sea por favores o con dinero, sino debemos de recordar las recientes declaraciones del diputado del PLD Manuel Díaz, quien admitió “que ha pagado para intervenir teléfonos con la finalidad de saber la información de personas a las que le tiene interés”.
Y es que el reconocimiento facial, es la localización automática de un rostro humano en una imagen o video y, si es necesario, la identificación de la personalidad de una persona en base a las bases de datos existentes. funciona escaneando los rostros de personas sin nombre en fotografías o videos, y luego comparando los códigos de los patrones de rostros con la información en la base de datos de personas con nombre.
A propósito de quien está facilitando esta donación, China es considerada el líder en el número de cámaras de vigilancia instaladas. En la capital del país, Beijing, operan unas 470 mil cámaras. Sin embargo, una de las principales plataformas para probar esta tecnología en países democráticos fue Londres. Esto no es una coincidencia, porque en la capital británica existen unas 420,000 cámaras de vigilancia instaladas y con un tercer lugar en el mundo, está Washington, con unas 30,000 cámaras. Durante muchos años se trataba de cámaras normales, pero gracias al desarrollo de tecnologías de inteligencia artificial y aprendizaje automático, ahora pueden reconocer ciertos objetos, personas y notar cosas extrañas en su comportamiento.
La policía de Londres por ejemplo, verifica constantemente con qué precisión funciona la tecnología de reconocimiento facial instaladas en sus cámaras y revisando a los transeúntes para ver si la tecnología encuentra entre ellos personas que parecen delincuentes de una base de datos.
Sin embargo, los británicos creen que las autoridades deberían tomar de ellos el consentimiento previo para ser reconocidos. Los residentes de este país ya han comenzado a defender sus derechos en los tribunales.
Al mismo tiempo, el Reino Unido tiene una legislación vigente según la cual todos pueden comunicarse con las agencias de aplicación de la ley para averiguar exactamente qué información se recopila sobre él o ella.
En definitiva, como ciudadanos y parte de una nación con tantas oportunidades de mejora como la nuestra, debemos de hacernos la siguiente pregunta “¿La observación de un círculo indefinido de personas en lugares públicos afecta la vida privada de ciudadanos específicos que han caído en la lente? Un punto discutible. Anteriormente, antes del advenimiento de los sistemas de reconocimiento facial, la respuesta era no.
Por lo tanto, existe un argumento a favor del hecho de que el uso de sistemas de reconocimiento en el monitoreo público debe reconocerse como una recopilación de información sobre la vida privada de un ciudadano, a pesar de que el lugar es público y el monitoreo se realiza para un número indefinido de personas.
*Sobre el autor:
Catedrático universitario, investigador, doctorado en Ingeniería Informática por la UPSAM de España, experto en Cybercrimen Forensic Investigator y Certified Network Defense Professional (Ethical Hacking). Ha publicado numerosos artículos y trabajos de investigaciones en revistas científicas e indexadas y en congresos nacionales e internacionales. Es Director del Instituto Global de Educación a Distancia (IGED).